El espejismo mexiquense que cegó a Enrique Ochoa
El Partido Revolucionario Institucional fue víctima de un espejismo mexiquense. Después del desastre en las elecciones para gobernador de 2016, cambiaron dirigencia y enfilaron a las de 2017 con la gubernatura del Estado de México como prueba de fuego para la tecnocracia convertida a militante priista. Ganaron aquella gubernatura. Pero en el entusiasmo y las ganas de quedarse con el partido, no vieron que la habían ganado con un millón de votos menos que en 2011 y apenas 200 mil más que la candidata de Morena o que habían perdido muchos votos en zonas que antes arrasaban.
No quisieron ver que, en Coahuila, en la Coahuila ni más ni menos de los Moreira, el triunfo de su candidato había sido en la mesa y en los tribunales después de más irregularidades que las que veíamos el siglo pasado.
Así y todo, la única lectura del priismo encabezado por Ochoa y quienes lo acompañaron fue ya ganamos, o al menos, con nosotros sí hay manera de ganar.
Algunas de sus declaraciones desde aquella elección podrían no haber caído muy bien entre el priismo que había sido derrotado en 2016. Y el proceso de selección de candidatos, no el presidencial que todo buen priista sabe quién lo elige, sino de todos los otros, abrió heridas, ofendió a algunos, cerró puentes.
Nada hay más complicado en cualquier proceso electoral que esa repartición. Legisladores federales y estatales, presidencias municipales, gubernaturas. Algo se rompió en ese proceso.
El espejismo mexiquense, sin embargo, les hacía seguir diciendo que ellos sí sabían y lo harían mejor.
La insistencia en lo “ciudadano” del candidato presidencial no ayudó —como si les diera pena el logotipo, pero lo que los desfondó fue que hoy están cerca de no ganar una sola de las nueve gubernaturas en disputa y de tener una bancada aún menor que aquella de 2006. Es decir, el peor resultado de la historia del tricolor.
El cambio en el liderazgo priista parece llegar tarde y más encaminado a salvar legisladores y gobernadores que a hacer algo por la presidencial. Ya veremos si les alcanza.
Después de meses de decir que iban bien, de descalificar encuestas, por lo pronto, a confesión de parte… M