PODEROSO
AMÉRICA HUMILLÓ A PUMAS EN EL OLÍMPICO DE CU CON DOBLETES DE JÉRÉMY MÉNEZ Y MATEUS URIBE; AUNQUE HUBO POLÉMICA ARBITRAL, LOS DE COAPA EXHIBIERON SUPERIORIDAD
El momento le pertenecía a Pumas. Si existía instancia en la que se pudieran liberar del América, esa era la de anoche en el estadio Olímpico. Universidad cerró de gran manera la fase regular, con siete de nueve puntos en disputa, exhibiendo argumentos, aunque fuera por lapsos, de buen futbol, de juego práctico y efectivo, sin dejar de lado su capacidad en ofensiva. Entraba a la Liguilla liberado y qué mejor que medirse aquí ante las Águilas. Volverían a fracasar.
Universidad volvió a ser ese equipo irregular, timorato que en el momento de mayor presión enemiga, cede el control de la pelota, del partido y del marcador. Ni con un clima más tranquilo, sin la pegada potente del sol de mediodía, los del Pedregal lograron aventajar en la ida de los cuartos de final y al final sucumbieron 1-4, a la espera del desenlace de la historia, en la cancha del Azteca. Todo parece indicar que el rival fue demasiada pieza. Había transcurrido un minuto del silbatazo inicial de Luis Enrique Santander, cuando Mateus Uribe ya encaraba a La Rebel, para cantarle a la principal porra de Pumas el gol azulcrema. El colombiano había aparecido por sorpresa en el área rival y ahí había mandado guardar la pelota ante la sorpresa de los rivales. Golpe anímico para un escuadrón que al menos este miércoles tenía el escenario y el contexto a su favor.
Universidad intentó despertar; corría el minuto 5 cuando Marcelo Díaz recuperó una pelota en salida del América, que filtró para Nicolás Castillo, aunque sin éxito. El segundo en mención encaró a Agustín Marchesín, pero no logró deshacerse de la marca de la zaga enemiga, que entorpeció su intento. Los de casa trataban de asociarse a velocidad, de sumar elementos al ataque por todas las vías, pero sin éxito.
La tarde se convertía en noche, justo cuando América recuperó el hambre ofensiva. La primera media hora del encuentro se había diluido, cuando Luis Enrique Santander le entregó la pelota a Jérémy Ménez, para que el francés se hiciera cargo de ejecutar la pena máxima a favor del América. La infracción fue consecuencia de una mano marcada en la zona de definición, a nombre de Luis Quintana. El 2-0 fue tomado con más calma por la tribuna azul y oro. Ya no hubo tantas mentadas de madre.
Las Águilas eran muy superiores en el cierre de la primera parte; el segundo gol había encendido la cabecera sur, donde se colocaba la afición visitante. Los dirigidos por Miguel Herrera maniataban al ene- migo con la pelota de su lado, controlando la mayoría de las acciones en defensa y ataque y cerrando todos los espacios posibles. La imagen de David Patiño, deambulando de un lado a otro, manoteando desesperado. Impotencia, era el reflejo de unos Pumas
incapaces. Pero lo peor estaba por llegar. Corría el minuto 37 cuando Ménez combinó adecuadamente con Uribe para que el francés liquidara a los universitarios con un potente disparo: 3-0. Las Águilas daban muestra de su capacidad de desdobles y efectividad. El panorama se pintaba de amarillo hasta que en los instantes finales del primer tiempo, Nicolás Castillo acortó distancias a través del penal. Pumas tenía vida y trataría de aprovechar el complemento para demostrarlo. El juego tendría su clímax.
El complemento le regresó la sangre al cuerpo a Pumas, con dos goles de desventaja, pero el ánimo a tope, los de casa modificaron su esquema, trataron de por lo menos equiparar el electrónico y para ello, David Patiño requirió de los servicios de Mauro Formica, dándole salida a Abraham González. La propuesta era simple: recuperar la pelota y conducirla a zona definitiva del América con mayor idea, con más posibilidades de hacer daño, al menos en el papel.
Todo se vino abajo al 64’, cuando Ménez puso el cuarto en el marcador, de nuevo a través de la pena máxima. Alfredo Saldívar no atajó correctamente la pelota en un embate azulcrema y Oribe Peralta peleó la tenencia de la misma hasta el último momento, el arquero universitario lo trabó y el árbitro marcó por tercera vez en el encuentro un disparo desde los once pasos. Desde ahí, el mediocampista francés finiquitó el duelo de ida.
Faltaban 15 minutos para que el cotejo terminara en el Olímpico Universitario, cuando aficionados de Pumas comenzaron a abandonar el recinto, al tiempo que Jesús Gallardo desbordaba por izquierda y disparaba probando a Agustín Marchesín. El intento quedaba en nada, como las expectativas previas al arranque del duelo. Universidad veía cómo se le escapaba un nuevo torneo, a falta de 90 minutos en cancha ajena y la encomienda de remontar un marcador pesadísimo. América, por su cuenta, consiguió lo que anhelaba y ya se da el lujo de pensar en semifinales.
Sabíamos que si el equipo jugaba bien, íbamos a tener oportunidades, se jugó muy bien, concentrados”
En la Liguilla pasada no entramos como hubiéramos querido, el equipo era corto, éste es más vasto” MIGUEL HERRERA Técnico del América