Descarta el nuevo líder “signos de debilidad”
El cambio en la dirigencia del PRI no es un signo de crisis ni debilidad, sino un reagrupamiento para llevar a José Antonio Meade a la Presidencia, precisó el nuevo líder del partido, René Juárez Cisneros.
Tras la renuncia de Enrique Ochoa Reza admitió que asume el cargo en circunstancias difíciles, sin embargo resaltó que “no hay imposibles” y pese a la adversidad “ganarán las elecciones”.
En diversas entrevistas rechazó que la nueva estrategia de campaña del Revolucionario Institucional vaya a centrarse en atacar al otro candidato Andrés Manuel López Obrador. “Somos respetuosos, el mejor es Pepe Meade, los ciudadanos están hartos de descalificaciones, de confrontaciones estériles, quieren respeto”, puntualizó.
Juárez Cisneros descartó una declinación del candidato del PRI, porque “la única idea que tenemos es ganar la elección”.
Manifestó que son tiempos de unidad y de inclusión de todos los priistas, porque México exige certidumbre, rumbo firme y capacidad, lo que garantiza Meade.
Respecto al cambio en la dirigencia, señaló: “Son ciclos que se cumplen y es muestra de que estamos consolidando todos el camino a la victoria; de ninguna manera se puede interpretar como debilidad, es reagrupamiento, inclusión y caminando hacia el éxito electoral”.
El dirigente admitió que se trata de un “hecho atípico”, aunque comentó que ante la complejidad electoral “se tienen que tomar decisiones atípicas”. Sobre si no es demasiado tarde, ya que faltan menos de dos meses para los comicios, precisó: “Es el tiempo que hay, no hay otro, la determinación es trabajar para ganar, se trata de hacer todo para triunfar, consolidar la campaña de Pepe Meade, aquí no hay medias tintas, vamos con todo”, dijo. m