Esquinca y los ratings de la radio
Hemos estado tan ocupados en contar clicks por internet, o en ver cómo se derrumban y se reconstruyen los imperios televisivos de nuestro país, que hace mucho tiempo no era tema, más que para los involucrados, los ratings en la radio. Pero vaya que es tema.
A diferencia de la televisión y evidentemente las redes (donde todo es absolutamente medible y preciso), la radio sigue siendo medida por gente que hace encuestas, supuestamente en zonas elegidas por ser representativas de las muestras de la población. Uno de los puntos más relevantes, por ejemplo, en estas encuestas que te pueden caer de pronto en cualquier lugar, es si eres automovilista o no. Y como eso hay muchas subdivisiones que sirven, más que nada, para poder conseguir comercialización especializada. Estas encuestas no siempre se hacen con el mayor cuidado. A mí hace algunos años me preguntaron en un alto: “¿Qué programa de radio escuchaba?” y les dije que “el mío”. Les causó gracia y lo anotaron, sin siquiera darse cuenta que estaba diciendo algo que me debería haber descalificado de la encuesta por completo. De hecho, ya estaba descalificada, después de las 10 de la noche dejan de medir, por lo tanto en muchos casos, de vender. Es la historia que no ha cambiado con estos tiempos.
Antes, el juego del rating era mucho más público, lo recuerdo bien de los tiempos cuando hacíamos La taquilla de René Franco, todavía en MVS Radio, y comparábamos, con la soberbia de la (entonces) juventud viviendo un éxito, con la de Maxine Woodside. Declaraciones por aquí, otras por allá. Era un pequeño circo. Pero la realidad era que no podían ser más distintos los públicos y aunque las tiendas de autoservicio nos mantenían a flote en esos tiempos a todos en esos horarios, no íbamos necesariamente por los mismo clientes.
Hoy el tema ya no se maneja como antes. Ya no es nota qué programa de radio tiene más rating. Cada uno puede ser líder en algo: “Amas de casa jóvenes, con hijos, segmento Bque escuchan la radio en su casa”, por ejemplo. Por eso tantos pueden reclamar constantemente ser los número uno al mismo tiempo. Pero hay casos de éxito que son indiscutibles, como es el de Toño Esquinca.
Escuché su tenso tono de voz ayer mientras explicaba que él no compraba radioescuchas con sus promociones, pero que, como ya había explicado su jefe Francisco Aguirre de Grupo Radio Centro, había sido amonestado por hacer una dinámica que regalaba dinero en efectivo a sus escuchas y que, según opinan los demás grupos radiofónicos, estaba pagando por que se dijera su nombre en esas encuestas que dan rating.
Entiendo perfectamente la línea delgada entre la percepción de una cosa y la otra. Y bien por el grupo que detuvo la dinámica antes de que se le saliera de control. Pero regalar dinero en la radio no es ni nuevo, ni muy diferente que comprar seguidores en Facebook para tu negocio en estos días. Y la probabilidad es que si esos radioescuchas ya estaban en las dinámicas de “la radio del regalo” de por sí hubieran dicho que escuchaban al locutor si de casualidad se topaban con un encuestador.
Sea como sea, en todo no estamos comportando de manera consecuente con un año electoral. Todo parece malo. Todo parece acarreado y vendido. Por lo tanto, no legítimo. Simplemente para evitar esa percepción, bien por parar esto en seco. Y por el otro lado, que bueno que recordamos que la radio sigue siendo el fiel compañero de millones de mexicanos cada día, y qué tiene mucha más influencia que cualquier influencer aun. Todo depende de la demográfica.