Milenio

Héctor Infanzón: trato de traducir la sonoridad urbana

Su estilo, dice el músico en entrevista, “es de un carácter híbrido que se conforma con todo este mestizaje que somos los mexicanos”

- Xavier Quirarte/México Live in Hong Kong se presentará el 19 de mayo en la Sala Blas Galindo del Cenart a las 20 horas

Al ser entrevista­dos, los jazzistas deben contestar una pregunta incómoda, acompañada con frecuencia de un gesto adusto de preocupaci­ón del periodista —como el de un médico a punto de anunciar un cáncer—: ¿El jazz es elitista?

Nunca me he explicado por qué el término causa tal escozor, como si se tratara de una grosería o una enfermedad incurable y, para colmo, contagiosa. Si nos atenemos al diccionari­o de la Real Academia, elitista es, llanamente, una “minoría selecta”. Bienvenido­s los selectos, porque de ellos es el reino de los cielos del jazz.

La noche del jueves, una minoría selecta llenó la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas para compartir la presentaci­ón del disco más reciente de Héctor Infanzón, Live in Hong Kong. Si algo distinguió el acto fue la bonhomía del músico y su cuarteto, esa sí, contagiosa, irresistib­le. En momentos como el tumbao de “Azúcar”, uno de sus temas emblemátic­os, la sala se cimbraba, las palmas se encendían y las sonrisas florecían.

Al reunirnos para charlar sobre Live in Hong Kong, le pregunto cómo define su estilo tras cuatro décadas en las que ha pasado de la salsa al jazz, de la música pop a las obras sinfónicas y de cámara, de la musicaliza­ción de películas mudas a los duetos a dos pianos o con clavecín.

Con tono apacible, el pianista, compositor y arreglista responde: “Yo creo que mi música tiene un carácter ecléctico, un carácter híbrido que se conforma con todo este mestizaje que somos los mexicanos”.

De ese mestizaje, agrega, “está hecha mi música. Yo trato de traducir la sonoridad de la ciudad: cuando voy caminando cierro los ojos —sin descuidar la cartera— y oigo todo lo que está alrededor. Oigo los cantos de los vendedores y suena como un swing huapanguer­o. Toda esa música, tanto del habla como de los pregones, los sonidos de los coches y el bullicio en general crea una sonoridad que a mí me llama la atención”.

La música que encantó en la gira que Infanzón y su cuarteto realizaron por China, de donde salió el material para su disco, no es caótica. Además, se advierte que fue concebida entre sonrisas, condimenta­da por la complicida­d que el pianista ha alcanzado con Adrián Infanzón en el bajo, Luis Gómez en la percusión y Enrique Nativitas en la batería. Tu música, invariable­mente, aunque a veces sea nostálgica, tiene un sello jubiloso, transmite optimismo... Yo me reconozco con una naturaleza alegre. Cuando compongo tengo que estar bien, estar contento. Si no lo estoy me cuesta trabajo, aunque a veces de la tristeza surge el optimismo: ¡Seguimos adelante! Puedo tocar algunas cosas tristes, pero el espíritu es optimista. Uno se crea los momentos de alegría a pesar de los avatares de la vida. ¿Cómo recuerdas el concierto incluido en el disco? Tocamos uno de los últimos conciertos de una gira de más de 20 presentaci­ones en el Orange Peel Music Lounge, de Hong Kong, un club de jazz muy íntimo. Resultó una noche memorable para todos nosotros porque la música fue muy energética y muy bien recibida por el público, a pesar de que no nos conocían. El lugar estaba lleno con gente de todo el mundo por ser una ciudad cosmopolit­a. La entonces cónsul de México, Alicia Buenrostro, pidió que se grabara el concierto como testimonio de nuestra presentaci­ón. ¿Por qué decidiste editarla? El ingeniero que nos sonorizó nos mandó la grabación, pero me dijo que, de haber sabido que planeaba editarla, hubiera grabado en varios canales y no en solo dos, por tratarse de un registro testimonia­l. Pero la escuché y me di cuenta de que estaba bastante bien, como se grababa antaño. La música que hicimos esa noche fue lo que más me sorprendió. Muchas veces trasciende­s las grabacione­s porque la música te jala más, por lo que decidí editar el disco y compartir con la gente nuestra experienci­a en Hong Kong. Hay un encanto distinto en las grabacione­s en vivo... Me gusta el hecho de poder escuchar un disco como los que yo solía escuchar de mis ídolos, con todo el ruido de la gente y el ambiente de un club de jazz. Se grabaron dos sets y dejamos fuera cinco piezas. m

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Infanzón y su cuarteto grabaron en vivo en el Orange Peel Music Lounge.

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