UN CLÁSICO DE INVICTOS
Podrá jugarse bajo cualquier circunstancia y escenario, que atenten contra el interés o expectativa que pueda generar, pero el clásico de la Liga española entre Barcelona y Real Madrid siempre será garantía de ferocidad.
A pesar de jugar con uno menos durante todo el segundo tiempo, el Barcelona resistió los embates del Real Madrid (2-2) y prolongó durante una jornada más su condición de invicto en el campeonato en un clásico eléctrico, el último de Andrés Iniesta.
Más que puntos, lo que había en juego era el honor entre los dos equipos más grandes y ante esto, todo lo demás sobra. Empezó el Barça con mucha intensidad, muy energético, con mucha presión arriba frente a un Madrid que jugaba con mucho respeto.
Puso Ernesto Valverde a su equipo de gala, el que goleó al Sevilla en la final de la Copa del Rey, ofreciendo un futbol de jerarquía y Zinedine Zidane no se guardó nada puesto que este duelo sería un examen previo a su próxima final de la Champions League .
De salida controlaba el Barça, con mucha presión y buenas llegadas sobre la portería de Keylor Navas. De hecho, en el minuto 4 una asistencia de Lionel Messi a Luis Suárez obligó a intervenir a Varane en una gran acción defensiva.
En la siguiente llegada, tras una jugada en transición llegó el 1-0. Empezó la jugada Philippe Coutinho, intervino al primer toque Luis Suárez que habilitó a Sergi Roberto, el canterano recorrió la banda y centró al segundo palo, donde el uruguayo empalmó el balón sin dejarlo caer para abrir el partido en el minuto 10.
Pero en una jugada de indecisión de Sergio Busquets en el centro, el signo del encuentro cambió. Toni Kroos se adelantó al barcelonista, Cristiano Ronaldo habilitó de tacón al alemán y su centro al segundo palo permitió a Karim Benzema dar una asistencia a Cristiano, que solo tuvo que empujar el balón para empatar al 15’.
Al Barcelona le hizo mucho daño ese gol y prácticamente no hubo noticias de ellos en el resto de la primera parte, todo el escenario se lo llevó el Real Madrid.
Marcelo corría a sus anchas por la banda izquierda ante la falta de coberturas de Coutinho,