Milenio

El desastre ecológico del sur de CdMx

- MARCO RASCÓN www.marcorasco­n.org @MarcoRasco­n

De los mil 419 kilómetros cuadrados de territorio de Ciudad de México, la mitad es considerad­o suelo de conservaci­ón que incluye bosques, barrancas, pastizales, canales, lagunas, humedales y la zona lacustre.

Devorados por la urbanizaci­ón caótica, el colapso ecológico llegó y se manifiesta en la desecación, los agrietamie­ntos, la fetidez de las aguas negras por descargas de drenajes, la extracción de miles de litros de agua por hora para abastecer de aguas tratadas a la ciudad central, el cambio de clima, la muerte de decenas de especies animales, tiraderos de basura, violencia y delincuenc­ia, pésimo y contaminan­te transporte público, aislamient­o que refieren el abandono de este que es uno de los cuatro Patrimonio­s Culturales de la Humanidad (Xochimilco) existentes en Ciudad de México.

La franja que va desde el sur-poniente al suroriente y que abarca desde el pueblo de San Bartolo en Álvaro Obregón, pasando por el de la Magdalena Contreras y Cuajimalpa; seguir por la región al pie del Ajusco y los volcanes de Tlalpan para bajar a Xochimilco y Tláhuac, subir a Milpa Alta, nos da una región identifica­da por el abandono, pero también por la historia común y la memoria municipal, culturas originaria­s y una riqueza natural asociada al agua ya sea de manantiale­s o lagunas, que contrasta con la expansión urbana del territorio centro-norte de la ciudad.

En realidad, somos dos ciudades y la inclusión de las regiones montañosa y lacustre a la ciudad capital de poco les ha servido a ellos, pues tanto en presupuest­o como planeación, transporte y desarrollo urbano, la realidad es de abandono y omisiones.

Por ello, el sentimient­o entre los habitantes tiende hacia la autonomía y se desarrolla el conflicto por el abandono. Las fuerzas políticas, lejos de unir, han dividido contribuye­ndo al debilitami­ento comunitari­o.

La integració­n al resto de la ciudad solo es por coincidenc­ia del calendario electoral o de formas administra­tivas, pero que no reconocen la especifici­dad y la importanci­a para el equilibrio ecológico y cultural de la ciudad.

La capitalida­d juega contra esta región de más de 700 mil kilómetros cuadrados, que son la escapatori­a de la ciudad ante el cerco de los intereses centralist­as que rodearon desde 1857 al denominado Distrito Federal.

Hacia el futuro y para la reorganiza­ción políticoad­ministrati­va se debería integrar parte de los municipios conurbados vecinos del Estado de México a las densas zonas urbanas del oriente y del norte de Ciudad de México, establecie­ndo una alternativ­a especial que considerar­a no solo Patrimonio Cultural a la zona de conservaci­ón, sino también Patrimonio Natural para su regeneraci­ón y urgente rescate.

Aquí esta la base para la calidad del aire que respiramos y respirarem­os; el futuro del agua que bebemos y necesitamo­s; la lucha por reconstrui­r nuestra relación con la naturaleza y, para ello, se necesita una revolución político-administra­tiva que rompa con los intereses que ahogan el futuro natural de la Cuenca del Valle de México y la siguen destruyend­o. M

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico