A ELLAS EN SU DÍA.
El festejo del 10 de mayo es una manera de lavar la conciencia, porque en los hechos no son una prioridad, a pesar de que gracias a ellas este país sale adelante
La suboficial Mendoza, además de mamá de dos, es una especialista de la Policía Federal en desmantelar narcolaboratorios. Foto: Ariana Pérez ARTICULISTA INVITADA Seamos honestos: en México las madres valen madre
Cuando llegué a México hace 20 años me llamaba mucho la atención el festejo exuberante del Día de las Madres. Ahora, en retrospectiva, me parece que es una manera de lavar la conciencia de los mexicanos, porque en los hechos las mamás no son una prioridad, a pesar de que gracias a ellas este país sale adelante.
El día de las madres es un día feriado, no oficial, y muchas oficinas cierran temprano para rendir homenaje a las que nos parieron. A nivel personal, se entiende que la persona que te dio la vida debería jugar un papel muy especial en tu vida. Los comercios hacen todo lo posible para sacarle ventaja a este fenómeno social, exhortando a la compra de regalos para reconocer los esfuerzos de las mamás. Hace unos días vi un anuncio de Palacio de Hierro que decía: “En el mes de mayo nada más hay una fecha, la nuestra”. ¿Será?
Dejo al lado el hecho de que no todas las mujeres son mamás en términos biológicos, porque eso sí, todas las mujeres se responsabilizan de otros seres, ya sean ancianos, parientes o perros. Nosotras somos las cuidadoras no oficiales de la sociedad, y por hacer este trabajo titánico recibimos una remuneración de pordioseras.
Es una lástima que hagamos tanta alabanza a las mamás en un día del año, y que en los otros 364 días nos dé enteramente igual cómo están, si tienen acceso a salud pública, si ganan igual que los hombres por hacer el mismo trabajo, si se ven obligadas a trabajar en el sector informal, porque el horario formal es imposible de cumplir por el hecho justamente de que tienen hijos que cuidar, o si trabajan doble o triple turno para obtener los suficientes recursos económicos para satisfacer las necesidades de todas las personas que dependen de ellas: hijos, padres, familia extendida. Según datos de la OCDE, las mujeres mexicanas en promedio dedican cuatro horas al día al trabajo doméstico. Es una tarea monumental y si no fuera por el apoyo moral y social de otras mujeres, sería imposible.
Hoy hago un llamado a reflexionar si realmente nos importan las madres. Como economista aprendí que si quieres saber cómo valora la sociedad algún bien o servicio, hay que ver cuántos recursos se designan a los mismos. Con ese parámetro, yo diría que como sociedad el trabajo de las madres nos importa muy poco.
Ofrezco unos ejemplos y datos sobre la situación real de las madres mexicanas.
Las escuelas públicas por lo general ocupan a los niños solamente mediodía, lo cual presenta un desafío para las madres y las familias en general. Este arreglo social refleja la realidad de 1950, pero no la del siglo XXI; si de verdad nos importan las mamás —y sus hijos, la futura generación de mexicanos— deberíamos tomar medidas e invertir en alargar el día escolar y las actividades posescolares también. Algunos dirán que no hay suficientes recursos públicos para todo esto, y yo diría ¿qué puede ser más importante?
El hecho de que el día laboral formal sea tan difícil de cumplir para las madres relega a muchas de ellas al sector informal de la economía. Casi un tercio de las mujeres trabajan en el sector informal y México tiene la tasa más baja de participación laboral femenina (48%), después de Turquía (OCDE). La informalidad es sinónimo de vulnerabilidad dado que en ese sector los trabajadores tienen pocos derechos (seguro médico, derecho a vacaciones, posibilidad de enfermarse, jubilación, etc.). El sector privado debería hacer mucho más para ajustar las condiciones laborales a las realidades de las familias modernas y de paso dar misma flexibilidad a los papás para que ellos también puedan entrar al quite. ¿Permiso de paternidad igual a los días de maternidad? Deberíamos contemplarlo seriamente.
Asegurar que las mujeres puedan entrar formalmente a la economía no solamente ayudaría a las familias mexicanas, sino que sería un gran detonador del crecimiento del país. Según un estudio de McKinsey, la economía mexicana puede añadir varios puntos a su PIB si logra disminuir la brecha de género. Hagámoslo.
¿Y quién festeja a la madre de todas las madres, las madres solteras? Según datos del INEGI, 28% de las mujeres mexicanas ejercen la maternidad sin pareja. ¿Dónde está el monumento para ellas en el Paseo de la Reforma?
Sin duda ser mamá es de los trabajos más importantes y difíciles que hay. Por lo mismo, en vez de regalar cosas inútiles y dorarnos la píldora cada 10 de mayo, vamos a asignar los recursos —tanto públicos como privados— para ofrecer una vida digna y menos agotadora a las mujeres que supuestamente queremos tanto.
¡Que vivan las mamás mexicanas! Sin duda, somos unas chingonas gracias a nadie más que a nuestro propio esfuerzo. m
*CEO en México de Speyside Corporate Relations