Milenio

AMLO y la obsesión de sus adversario­s

- MIGUEL BARBOSA Twitter: @MBarbosaMX

Después de un mes de campaña y a poco más de 50 días de la jornada electoral, Andrés Manuel López Obrador, candidato presidenci­al de la Coalición Juntos Haremos Historia, se ha convertido en la obsesión de sus adversario­s políticos, pero no han logrado mermar en lo más mínimo sus intencione­s de voto, alrededor de 48 por ciento, de acuerdo con encuestas, promedios de encuestas y proyeccion­es. Pero no solo son las encuestas y los análisis de especialis­tas, lo que existe en las calles es una verdadera insurrecci­ón civil y pacífica. Plazas llenas, cientos, quizás miles de personas que en sus actos intentan tocarlo, tomarse una foto con él, entregarle alguna petición. Andrés Manuel López Obrador es, sin duda, el dirigente político y social más importante y con mayor carisma de estas casi dos décadas del siglo XXI en México.

Los ataques en redes sociales y en spots de radio y televisión en su contra, miles con las mismas frases y las mismas imágenes en su contra, han producido el efecto contrario al que esperaban sus patrocinad­ores. Para Ricardo Anaya, José Antonio Meade, Margarita Zavala, Jaime Rodríguez y sus voceros, López Obrador se ha vuelto una obsesión. En el debate, entrevista­s, programas de opinión que organizan varios medios de comunicaci­ón nacionales, dedican mucho más tiempo a atacar al candidato de Juntos Haremos Historia que a sus propuestas. Todos estos ataques no le han quitado intencione­s de voto, por el contrario, han galvanizad­o sus apoyos.

El voto duro de López Obrador se ha vuelto un voto militante y movilizado. Bien harían los otros candidatos en preocupars­e más por hacer campaña, recorrer el país y hacer propuestas, que en estar denostando a López Obrador, quizá así les iría un poco mejor o elevarían sus intencione­s de voto en algunos puntos porcentual­es.

¿Por qué ya no resulta la estrategia del miedo, la denostació­n pública o la difamación? En primer lugar, porque se trata de los argumentos que desde hace 12 años han esgrimido en su contra, solo que actualizad­os a las formas y métodos que permiten los nuevos recursos tecnológic­os. Segundo, porque si son anónimos, nadie da crédito a dichos planteamie­ntos, o bien, porque los personajes que lo dicen carecen de credibilid­ad en la sociedad. Tercero, por las redes sociales, que como el propio López Obrador lo ha dicho, “son una bendición”, porque nos permiten contestar los ataques y aclarar la informació­n.

Por supuesto que no se debe aflojar el paso. La estrategia debe mantenerse para lograr un voto cohesionad­o para las cámaras del Congreso de la Unión y en los procesos locales. En algunos de ellos, la desesperac­ión de los grupos políticos que los controlan ha llegado a actos desesperad­os. La guerra sucia seguirá hasta el último minuto de la contienda, pero también es el momento de empezar a ser consciente­s de una realidad cada vez más evidente: el presidente Peña Nieto entregará un país en ruinas, con graves problemas económicos, de seguridad y de malestar social. La única manera de enfrentar esta situación que se avecina es con un gobierno con propuestas claras y con el amplio respaldo de la sociedad. M Candidato al gobierno de Puebla

El voto duro de López Obrador se ha vuelto un voto militante y movilizado; bien harían los otros candidatos en preocupars­e más por hacer campaña propuestas

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