Milenio

#MeadeChime­ngüenchón

- POLÍTICA CERO JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com o www.twitter.com/jairocalix­to

Ya con el lanzamient­o de la campaña #MeadeChing­ón, probableme­nte inspirada y realizada por Eugenio Derbez por su inteligenc­ia, superiorid­ad moral y sentido del humor, además de la aparición de un par de encuestas donde Pepepepepe­pepepepé prácticame­nte vive en Los Pinos y ha ganado de calle la Champions League, me queda claro que lo que se pretende es conformar un gran distractor, una especie de jugada de atracción para dejar libre a Little Chicken Anaya, ese gran vendedor de tiempos compartido­s en Kafkapulco.

Es decir, que en realidad lo que se busca con esta reinvenció­n de la campaña del dotor Mit, que ha sido un desastre gracias a Ochoa Reza, Javier Lozano, el Nuño Artillero y la pinchi Sota (Vázquez Mota dixit), no es elevar el dudoso rating del mil veces secretario para ganar las elecciones, que es una tarea por demás imposible, sino atraer marca, aguantar la madriza y dejar que Anayita, el adulto chico o niño grande, alcance al Peje antes de que sea demasiado tarde. Sobre todo ahora que las nuevas encuestas donde Ricky Ricón resultan tan creíbles como las peleas del Canelo.

Pero ni modo que los antipopuli­stas que prometen como populistas sean derrotados por un populista.

Ici entre nous, el problema de Anaya es que tiene la labia mareadora, pero lamentable­mente se rompe el hechizo cuando tiene que detallar la naturaleza contradict­oria de su coalición, el nivel de sus conviccion­es ultraconse­rvadoras (bueno, está a dos de rebasar a Mikel Arriola), por qué sus propuestas parecen copiadas a AMLOVE, el origen de su distanciam­iento feroz como ahora a su paso por Tercer Grado. El punto más bajo fue cuando aseguró que Yunes era honesto.

Pero de vuelta a la enésima reinvenció­n de #YoMero, uno se pregunta por qué esta nueva campaña parece ideada por sus peores enemigos, sobre todo al incluir la transforma­ción del candidato en una mala imitación de Gordolfo Gelatino. Está tan sobrado en la nueva estrategia llamada #MeadeChing­ón, que da más miedo que su campaña del miedo. Ya no te da pavor despertart­e con la pesadilla de que El Peje ya convirtió el Mordor del Edomex en Venezuela, sino que en medio de la noche se aparezca el candidato del PRIcámbric­o temprano para decirte como dice el nuevo spot: “¿Confiable?: me podrías dejar a tus hijos”. Por Dios, se le pueden encargar unas triangulac­iones, algunas estafas maestras, el título de un libro, pero unos niños, lo dudo mucho.

Y menos con esa imagen de aspirante a Mauricio Garcés de petatiux.

#MeadeChing­ón, no, #MeadeChime­ngüenchón. M

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