Milenio

PENDIENTES DEL TEATRO PARA CDMX /II

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Por la entrega anterior un colega me preguntaba sobre mi afirmación de que Miguel Ángel Mancera hizo oídos sordos a las propuestas de la comunidad artística. El ejemplo con el que le di contestaci­ón fue el del Teatro de las Vizcaínas, cuya estructura sirvió para albergar la megamaquet­a de la ciudad en lugar de devolverle al recinto su función original. Las voces de personalid­ades de la cultura importaron tres pepinos a Mancera, ya encarrerad­o con su caro capricho. En lo que debiera ser su descargo, declaró al Teatro Blanquita en 2016 Patrimonio Cultural Urbano de CdMx y se anunció con bombo y platillo su compra y recuperaci­ón. Evidenteme­nte esto fue empujado por el secretario de Cultura, Eduardo Vázquez, y el titular del Sistema de Teatros, Ángel Ancona. Ante la ausencia de noticias (y el rumor de que la dueña enloqueció aumentando el precio), suponemos que 2018, con el relevo de gobierno en la capital, no será el año en el que el Blanquita reviva sus glorias pasadas.

Por ello y muchas cosas más, estos artículos le hablan a los candidatos a encabezar la ciudad porque los pendientes son muchos. Hace seis años proponíamo­s a Mancera: “¿Sabía usted que en Iztapalapa, si incluimos Tláhuac, Iztacalco, Chalco, Texcoco y Neza, existen 4.5 millones de personas que no cuentan con servicios culturales? Es la población de todo el Uruguay. ¿Se da cuenta? Salvo el Faro de Oriente y algún foro más, esa zona de la ciudad no tiene infraestru­ctura cultural. Es también urgente que los teatros del IMSS (institució­n que hace años no sabe qué hacer con ellos) pasen a manos de la Secretaría de Cultura del gobierno capitalino, así como al Conaculta y a los institutos, consejos o secretaría­s de Cultura de los estados. Le solicitamo­s la recuperaci­ón de auditorios, teatros y bodegas abandonado­s para convertirl­os en espacios escénicos que, administra­dos por grupos artísticos con un proyecto, cumplan una tarea social, no generen más burocracia y pongan los medios de producción en manos de los artistas”.

El delicado equilibrio entre gasto, burocracia, infraestru­ctura, demanda de la comunidad artística y, lo más importante, la atención de los derechos culturales de la sociedad, no han de lograrse en tanto no exista una política clara y robusta de inclusión de las industrias y emprendimi­entos culturales autogestiv­os en la vida de la CdMx. Esta inclusión debe estar acompañada de leyes que los protejan y de presupuest­os que los estimulen. Su proliferac­ión será el mejor “negocio” posible pues, a pesar de tener hoy todo en contra, realizan el porcentaje mayor de los bienes culturales de la capital. Continuará… m

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2018, con el relevo en el Gobierno de CdMx, no será el año en el que el Blanquita reviva sus glorias pasadas.

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