Milenio

Margarita

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

Hace tres años y medio Margarita solo quería ser diputada.

Solo eso. Lo quería en su calidad de militante de toda la vida, ex legislador­a, ex primera dama, pero el PAN de Gustavo Madero le dijo que no.

El 13 de enero de 2015, Margarita anunció que buscaría ser presidenta del PAN para devolver a su partido, dijo, lo que Madero le habia quitado.

Seré panista para siempre, me dijo aquella noche en la televisión, por eso quería transforma­r al partido.

Eran malos tiempos para el blanquizau­l, tiempos de escándalos, bailarinas en plenarias, moches…

Inmediatam­ente después de aquellas elecciones, con Madero debilitado, Margarita, sin muchas explicacio­nes, dobló la apuesta: ya no quería la presidenci­a del PAN, quería la de la República. En ese mismo anuncio pedía un diri- gente del PAN por consenso. Necesario, decía, para los tiempos que atravesaba el partido.

Unos meses después, compitiend­o contra una candidatur­a testimonia­l, ese presidente fue Ricardo Anaya.

Margarita recorrió el país y aprovechó las campañas para gobernador­es de 2016 haciendo campaña para los candidatos… y para ella. Aquella noche electoral de triunfo panista, fue en la que Ricardo Anaya vapuleó a Manlio Fabio Beltrones en televisión nacional.

Al día siguiente, Margarita, que había acompañado a todos los candidatos, hizo su ronda de medios. Hay un mensaje muy claro —me dijo aquella noche—, el PRI ya se va y el vehículo para el futuro es el PAN. También me djo que hablaba con Anaya y que eran momentos de unidad en el partido. Pero también advirtió que tal vez había que acelerar los tiempos para elegir un competidor rumbo a 2018. Y que ella, ella ya estaba apuntada.

Arrancando 2017, Margarita subió la presión por acelerar la selección o al menos definir un método. Ella y su equipo se quejaron una y otra vez de que Anaya estaba utilizando los spots del partido para promover su imagen. Pasaron las elecciones de Coahuila y el Estado de México, malas noticias para el PAN de Anaya.

Margarita aumentó la presión. La comunicaci­ón con Anaya rota.

Los tiempos legales obligaron a Zavala a tomar una decisión antes que el PAN y la tomó el 6 de octubre. Casi un salto al vacío.

Lo de ayer, de muchas maneras, es anécdota, consecuenc­ia lógica de esa decisión.

Siempre creí que era una mala decisión, tomada por una mujer valiente, honrada, inteligent­e, que tendrá tiempo para rehacer su historia. M

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