Tres o cuatro puntos más para Anaya
De pronto, Margarita Zavala aparece como una mujer responsable, pragmática y sensata. Digo, ¿qué caso tienen tantos desvelos y tantos esfuerzos para obtener apenas tres o cuatro puntos porcentuales en las siguientes votaciones? Y, en lo que toca a su altercado con Ricardo Anaya ¿eso la llevaba obligadamente a ella a combatirlo de manera directa y, de refilón, a quitarle los votos que pudiere necesitar el hombre para ganarle la carrera al candidato que no sólo calificó de “espurio” a su marido sino que representa la peor opción para todos los ciudadanos de la nación mexicana?
Zavala, a pesar de su ejemplar pasado de militante, no llegó a ser en momento alguno una verdadera alternativa para los simpatizantes del Partido Acción Nacional en su condición de candidata independiente. Nunca pudo disputarle a Anaya ese segundo lugar que ahora ostenta en las preferencias electorales. Su renuncia al partido de toda la vida pareció ser un categórico cuestionamiento de las prácticas instauradas por el presidente panista de turno —denunció usos que, en los hechos, rompían con la añeja tradición democrática del PAN y que significaban una traición a su identidad primigenia— pero esto no hizo que los demás inconformes se aglutinaran en torno a su figura. Y tampoco ocurrió la debacle entre panistas que la hubiere convertido en un símbolo de la resistencia, en un emblema y en la lideresa que pudiere restaurar el orden antiguo. Nada de esto ocurrió sino que logró meramente colocarse como una participante por cuenta propia en la competición hacia la presidencia de la República. Con tan magros resultados, sin embargo, que su empresa ya no tenía ningún sentido.
Hay que reconocerle, de una u otra manera, la decisión que ha tomado. Estando como están las cosas con Anaya, ella no reconocerá que esta retirada lo favorece directamente a él. Pero así lo vemos nosotros, los promotores del voto útil. A la hora de la verdad, seis de cada diez mexicanos no desperdiciarán su sufragio otorgándoselo a aspirantes sin la menor posibilidad de ganar. Y ayudará, desde luego, que en la boleta ya no figure Margarita. M