Milenio

Las nalgadas

- CARLOS TELLO DÍAZ*

Fui y me senté, y mi maestro leyó mi tablilla. Dijo: ¡Falta algo! Y me atizó con la vara”. Así dice una tableta de arcilla que describe la vida en una escuela de Mesopotami­a, 2000 años antes de Cristo. “No usar el chicote es no amar al hijo: el que lo ama no demora en corregirlo”. Así dice la Biblia en el Antiguo Testamento, a propósito de la educación de los hijos (Proverbios 13:24). La historia de la nalgada parece universal, desde Sumeria y Egipto hasta China, India, Atenas y Roma, y las civilizaci­ones de América. En todas partes, a lo largo de los siglos, los niños eran y son castigados a golpes: por sus padres, sus preceptore­s, sus patrones. (También las esposas han sufrido esta barbarie, desde tiempos inmemorial­es: sus maridos tenían el derecho de golpearlas, según dice la estela de diorita donde están grabadas las 282 leyes del Código de Hammurabi (1,800 antes de Cristo).

Hoy en día, cerca de 300 millones de niños entre dos y cuatro años de edad reciben algún tipo de castigo físico por parte de sus padres de manera regular, según un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) publicado en noviembre de 2017. Ese castigo incluye nalgadas, sacudidas o golpes en las manos o las nalgas con algún instrument­o. En el mundo, la mayoría de los padres ve el castigo físico como necesario para educar a los niños, agrega el Unicef. El consenso de los pediatras, en cambio, es que el castigo físico es malo. Y el castigo violento (definido como golpear al niño con objetos como el cinturón al menos una vez al mes por un periodo de tres años) inhibe el desarrollo de su cerebro, de acuerdo con los datos de un largo reportaje publicado al respecto hace un par de meses por CNN.

En la mayoría de los países, las nalgadas están

Mpermitida­s. Solo 9 por ciento de los niños menores de 5 años vive en países donde las nalgadas están prohibidas. Esto significa que hay más de 600 millones de niños menores de 5 años que viven en lugares donde está permitida la disciplina física en los niños. Suecia fue el primer país que la prohibió, por ley, en 1979. Su ejemplo fue seguido por muy pocos. En 1996 había apenas cuatro países más que prohibiero­n el castigo corporal. Todo cambió en 2006, a partir de la publicació­n del Informe mundial sobre violencia contra los niños. Los países empezaron a prohibir la disciplina corporal —países tan distintos como Argentina y Aruba, Austria y Benin, Brasil y Bulgaria, Congo y Croacia, Chipre y Dinamarca, Grecia y Groenlandi­a, Honduras y Hungría, Islandia e Israel, Kenia y Latvia, Malta, Mongolia y Montenegro.

En América Latina, varios países prohíben las nalgadas: Argentina, Brasil, Bolivia, Costa Rica, Honduras, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela. En México, en cambio, solemos decir que más vale una nalgada a tiempo. La nalgada no es una práctica en desuso: seis de cada diez niños mexicanos han recibido algún golpe como forma de disciplina, de acuerdo con la Consulta Infantil y Juvenil 2015. La violencia disciplina­ria no está prohibida en nuestro país, aunque la Ley General de Derechos de la Infancia establece que los niños tienen derecho a vivir una vida libre de violencia. Castigar físicament­e a un niño es malo. Por muchas razones, sobre todo porque rompe el lazo emocional entre el hijo y el padre: la nalgada viene de la persona que más ama el niño. No hemos tenido la discusión pública que debemos tener para prohibirla. M *Investigad­or de la UNAM (Cialc)

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