Katia y Marielle Labèque, una relación casi telepática
En los tres conciertos, las hermanas pianistas interpretarán obras de compositores clásicos como Bruch, Stravinsky, Debussy y Glass
No son gemelas, pero su compenetración en el ámbito de la música para dos pianos se refleja en su conversación. En ocasiones, una comienza una frase y la otra la concluye. Entre ambas construyen ideas, las armonizan, intercambian puntos de vista.
Nacidas en Bayona, Francia, con dos años de diferencia, Katia y Marielle Labèque han tocado obras del barroco hasta nuestros días, con grandes directores y con las mejores orquestas. Han estrenado obras de compositores como Luciano Berio, Pierre Boulez, Philip Glass, Osvaldo Golijov y Olivier Messiaen.
Iniciaron su carrera discográfica con el pie derecho, porque grabaron la obra para dos pianos de Messiaen Visions de L’Amen. “Todo fue cosa de suerte”, afirma Marielle en entrevista con MILENIO antes de sus conciertos en la Sala Nezahualcóyotl.
Hoy a las 20:30 las Labèque presentarán un recital a dos pianos, mientras que sábado y domingo tocarán con la Orquesta Filarmónica de la UNAM (Ofunam) a las 20:00 y las 12:00, respectivamente.
Marielle recuerda que interpretaban Visions de L’Amen en el Conservatorio de París cuando su autor pasó por el corredor y se paró a escucharlas: “Un día tocó la puerta para ver quién estaba tocando y nos dijo que tenía que hacer la obra en disco, que si queríamos grabarla”.
Fue inesperado, agrega: “Fue algo que vino del cielo y resultado de la suerte, porque después hemos trabajado con Berio, Boulez, Ligeti... Lo mismo ha pasado con la música de hoy”.
Con la Ofunam interpretarán el Concierto para dos pianos y orquesta, de Max Bruch, “que seguramente nunca se ha tocado en México —afirma Katia—. Fue escrito dos años después de La consagración de la primavera, de Igor Stravinski, y Bruch era entonces considerado un compositor menor. Pero es una música muy bella”. “La música desarrolló una conexión todavía mucho más fuerte entre las dos”, dice la mayor
Su recital de hoy iniciará con la versión para dos pianos de La consagración de la primavera que escribió Stravinski y que Katia califica de “bellísima, además de que es muy diferente. No tienes la parte redonda de la orquesta, entonces se oye todo muy claro. Es mucho más duro, más cruel...”.
Marielle afirma que es una obra “de una arquitectura muy clara, porque cuando la iba escribiendo la tocaba en el piano. En una entrevista dijo: ‘Yo no sabía cómo componerla para orquesta’. Podía tocarla al piano, pero no sabía cómo iba a hacer todos esos ritmos con la orquesta”.
Katia explica que después interpretarán Seis epígrafes antiguos, de Claude Debussy, porque el recital “tiene que ver un poco con invocaciones paganas”.
El concierto concluirá con Cuatro movimientos para dos pianos, de Philip Glass, “una pieza que hace trabajar tu imaginación. Con este tipo de música también puedes viajar muy lejos”, dice Katia, pensado en los mundos que han recorrido musicalmente desde su encuentro con Messiaen.
¿Su comunicación es telepática? Katia dice que hay una conexión muy fuerte entre ellas. “Estaba ahí desde niñas, pero después la música desarrolló una conexión todavía mucho más fuerte. Cuando estamos en el escenario, es una fuerza también”. m