Milenio

Pejenomics: reprobados. 1

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Hace poco más de una década, un economista, Stephen Levitt, y un periodista, Steven Dubner, publicaron a dos manos un interesant­e y provocador libro, Freakonomi­cs. El título llamaba la atención por la conjugació­n de palabras, siendo “freak” un término de múltiples acepciones, como monstruoso o entusiasta o inesperado, pero sobre todo por el uso de herramient­as propias de la economía para abordar temas diversos y polémicos: la relación entre el aborto y la reducción del crimen, los niveles de vida de los narcomenud­istas o la costumbre de trampear resultados por maestros o luchadores de sumo.

Ahora, el equipo de López Obrador ha publicado su propio Pejenomics. Dice querer “explicar las líneas generales del programa económico de AMLO y despejar las inquietude­s sembradas por las campañas de desprestig­io”. Entendiend­o que se trata de un folleto y no de un tratado, el texto no explica aquellas ni despeja estas.

Hay asesores económicos en el equipo del candidato que no desconocen las implicacio­nes de una de las definicion­es centrales sobre la más artística de las ciencias y la más científica de las artes (la economía, claro): el uso de recursos escasos para fines alternativ­os. Sin embargo, en el nirvana de la pejeconomí­a no existe escasez, y por tanto con buena voluntad los recursos alcanzarán para todo: programas sociales, inversión pública, subsidios al campo para alcanzar el espejismo de la “autosufici­encia alimentari­a”. Extienda usted la mano, que habrá abundancia. Y no solo eso.

En el mundo mágico de Pejenomics no solo habrá recursos públicos suficiente­s. Mejor aún, no habrá necesidad de aumentar los impuestos para ello. Es más, aunque sea la zona más rica del país, el norte verá disminuido el IVA (no Oaxaca, no Chiapas) y 20 por ciento de los mexicanos de mayores recursos veremos caer el precio de la gasolina al disminuir la carga fiscal. No importa que la devaluació­n del peso compense el aumento del IVA en la frontera; no importa que haya múltiples razones para encarecer el consumo de gasolina. Si lo que importa es ganar votos al costo que sea, y ya que prometer no empobrece aunque cumplir sea lo que aniquile, preséntese un programa de más gasto, igual o menos impuestos, mismo monto de deuda pública y ¡listo! Un nirvana económico, o como diría el clásico, “N’hombre, ¡unos genios!”.

Acaso otra clave en el éxito de Freakonomi­cs atisbaba en el subtítulo del libro: “El lado escondido de todo…”. El folletín del obradorism­o no muestra el “lado escondido” ni del candidato ni de sus asesores cercanos. Muestra solo el lado visible y evidente de sus seguidores, buscando creer en un mundo de soluciones mágicas aunque cualquier estudiante de primer año de economía sepa que no cuadran las cifras. M

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