De hace 39 años, porque no se ha hecho un diagnóstico adecuado; quiero una verdadera transición, no una simple alternancia”
“Chiapas mantiene los problemas
Tras renunciar a más de 40 años de militancia priista, el pasado 22 de marzo José Antonio Aguilar Bodegas fue registrado como candidato a la gubernatura de Por Chiapas al Frente, alianza integrada por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano.
“Rompí con el PRI porque tenía toda esta acumulación de inconformidad que me hacía imposible seguir militando con confianza, credibilidad, convicción de lo que uno requiere cuando luchas por los principios de un partido”, afirma.
Es la segunda vez que el político de 68 años busca encabezar el estado. En 2006 contendió por la alianza PRI-PVEM ante el candidato por la coalición PRD-PT-Convergencia, Juan José Sabines, con quien quedó atrás por una diferencia de apenas 0.57 por ciento de la votación.
Por ello, su postulación por otras fuerzas políticas no significa que busque llegar al poder a toda costa, sino por la intención personal de transformar su estado, asegura el también ex presidente municipal de Tapachula, quien considera que la “imposición” de Roberto Albores Gleason, como abanderado del PRI, aunado a la corrupción que ha permeado en la actual administración federal, fueron los factores que lo orillaron a separarse del tricolor.
El licenciado en Relaciones Industriales, con maestría en Administración Pública por la Universidad de Valle de México, dice que su carrera política ha estado marcada por una persecución en el juego por el poder en Chiapas.
Con su designación como abanderado del Frente, la oposición y los inconformes con su nombramiento dentro del PAN reavivaron la polémica en torno a una investigación de 2011 de la Fiscalía Anticorrupción de Chiapas, que lo señaló por lavado de dinero cuando era director de la firma Álvarez Puga y Asociados, en la que presuntamente operó alrededor de 500 millones de pesos en diferentes cuentas bancarias y no los declaró, por lo que lo acusaron de fraude fiscal, desfalco al IMSS y sus trabajadores. Él rechaza cualquier imputación de delito e insiste en que es parte de un boicot.
Nacido en Ciudad de México, pero retornado a Chiapas 40 días después con sus padres, originarios de Tapachula y Tuxtla Chico, para posteriormente vivir de manera intermitente —debido a sus estudios— entre la capital del país y el estado, Aguilar Bodegas se considera un hombre de clase media, feliz abuelo de tres niños pero, sobre todo, padre de una niña de cuatro años, producto de sus segundas nupcias.
Así se define el hombre que disputa muy de cerca el segundo lugar con Albores Gleason, según las recientes encuestas por el gobierno de Chiapas. ¿Por qué quiere ser gobernador? Porque quiero que cambie Chiapas. Tengo muchos años trabajando en el estado para el estado, prácticamente casi 40 años y Chiapas mantiene los mismos problemas de hace 39 años. Y es producto de que no ha habido un gobierno que establezca un diagnóstico adecuado y tome la determinación de llevar a cabo una transición y no una simple alternancia.
Chiapas ha pasado de tener 2 millones de habitantes, en 1980, a 5 millones 300 mil habitantes, y es algo que debería llamarnos a la más profunda reflexión; si no estábamos preparados para atender el problema de crecimiento económico hace 38 años, en una tercera parte del tiempo, más que duplicamos la población, eso demuestra la gravedad de lo que públicamente, administrativamente se tiene que hacer en Chiapas para conducir a un estado de bienestar. ¿Por qué renunciar al PRI e ir por otro partido? Este gobierno con el que el PRI vuelve al poder ha decepcionado profundamente a la sociedad mexicana por varios factores. La corrupción en este gobierno ha sido un atentado a todos los principios: morales, éticos, administrativos, principios juaristas... El momento más crítico de esto es cuando socialmente se le reclama esto al Presidente, después de una acumulación de hechos inexplicables como Ayotzinapa, la casa blanca, los temas de la licitación del tren rápido con la compañía china. Eso me causó un profundo desencanto, que la corrupción en México es un tema cultural que propiamente no se lo reclamáramos a él. Y luego la visita de Donald Trump, en una violación absoluta de los principios más fundamentales del PRI, del respeto que siempre se ha tenido en el mundo exterior, por la no intervención en asuntos externos y en la defensa por ese respeto de nuestros asuntos internos. Eso para mí fue algo determinante y yo tenía