PENDIENTES DEL TEATRO PARA CDMX /Y III
En las próximas elecciones que se habrán de dirimir entre Claudia Sheinbaum, Alejandra Barrales y Mikel Arriola, los creadores, promotores, gestores e intelectuales de la CdMx aspiramos a tener una Secretaría de Cultura a la que por fin se dote de un presupuesto digno y que se construyan políticas de largo aliento en la materia. Insisto, para que no se me malinterprete, que Eduardo Vázquez ha hecho un espléndido papel en la presente administración pese a tener las manos bastante atadas.
Los reclamos o peticiones de los gremios culturales no solo se enfocan en mayores presupuestos mejor distribuidos y con un plan que no sea habitado por ocurrencias como suele pasar en estados y municipios. Históricamente, las delegaciones (hoy alcaldías) de la ciudad utilizan el presupuesto que se les asigna para cultura en “eventos” que “no hacen verano”, sino que carecen de proyectos. Las más de las veces dicho presupuesto termina por ser la caja chica o monedero personal del señor delegado. Debiera ser una prioridad normar y realizar una estrecha vigilancia para que esos presupuestos se destinen verdaderamente a la construcción de un proyecto cultural de la capital importar bandera política.
Pero esto no será tarea del próximo gobernante de la capital (y del secretario de Cultura que designe) únicamente. La Asamblea Legislativa tendrá que tomar cartas en el asunto para que no se desvíen los dineros de cultura de las distintas demarcaciones a tareas que no son del sector.
Abundemos en los abusos de toda la vida de las delegaciones: los foros y centros culturales independientes han vivido en permanente acoso y extorsión por parte de las autoridades que debieran protegerlos y fomentarlos. Los funcionarios delegacionales (que se gastan, insisto, el 70 por ciento del dinero para cultura en cualquier paparruchada) han ejercido una persecución sin cuartel a estos pequeños foros de hasta 300 localidades y han contribuido a su desaparición. Urge que los legisladores (que en esta gestión al menos han avanzado la iniciativa) saquen de una vez y para siempre a los pequeños foros de la mercenaria Ley de Establecimientos Mercantiles y los coloquen, en todo caso, bajo el paraguas y estímulo de la Ley de Cultura que finalmente debiera reglamentarlos.
Hace seis años le dije a Mancera “Queremos teatros de bolsillo para toda la ciudad, de 100, 150 o 200 butacas; que no persigan el lucro sino la noción de convivio. Para ello se requiere cambiar los reglamentos, los cuales hoy hacen que sea más fácil abrir un antro que un teatro en esta ciudad”. m