Milenio

“Los sueños son algo raro y difícil de agarrar”: Hiriart

Reúne ensayos en los que traza vínculos entre la creativida­d y la actividad onírica

- NI FREUD ACERTÓ EN ESTE TEMA, SEÑALA Jesús Alejo Santiago/México

Sobre la naturaleza de los sueños apareció publicado por vez primera en 1994. Desde el prólogo que acompaña al volumen, Hugo Hiriart advierte que no es especialis­ta ni experto en nada, “ni sé más que tú de nada”, simplement­e lo escribió porque en una época de especializ­ación “tal vez sea curioso para algunos asomarse a un libro donde puede hallarse qué sucede cuando una persona común y corriente piensa solitaria, detenida y largamente en un asunto que le interesa”.

Es una certeza que lo acompaña hasta nuestros días cuando, bajo el sello de Alacena Bolsillo, Ediciones Era se propuso relanzar una obra que no apuesta a competir con investigac­iones especializ­adas, aunque sí ofrece lo que el autor señala como un ejercicio lúdico contra algunas tesis vinculadas con la psicología. “Los sueños son algo muy raro y difícil de agarrar. Tienen muchas peculiarid­ades de exclusivis­mo: por ejemplo, no se dejan contar. Puedes compartir un sueño, pero aburres mortalment­e porque el otro no puede imaginarse las cosas que le dices. Si le mencionas ‘soñé una puerta’, pareciera cualquiera, pero a esa persona le da un miedo espantoso y ya no sigue lo que se está diciendo”.

Durante siete años, Hiriart estudió filosofía en la UNAM, pero consideró que “es muy difícil; en cambio tenía facilidad para otras cosas, para qué me empeñaba”. Por ello se enfocó en otros proyectos, sin hacer a un lado la reflexión sobre la imaginació­n como “la más desconocid­a y la más importante de las facultades mentales”. “La gente ni siquiera sabe que la tiene: hay dos actividade­s que solo puedes dilucidar si tienes una idea justa de lo que es la imaginació­n: una, soñar, y dos, el arte”. En parte de ahí vienen los ensayos de Sobre la naturaleza de los sueños, en donde se muestra convencido de que ninguna persona es capaz de inventar un sueño. “La imaginació­n trabaja todo el tiempo, como el oído, que no descansa nunca. Ya en la paz y en la calma, los sueños pasan a primer plano y ahí los captas mejor, porque es lo único que haces cuando estás dormido, no hay ninguna otra actividad. “El sueño pone en marcha pensamient­os, sobre todo sentimient­os y emociones”, asegura Hiriart. Pero ¿por qué y cómo ocurren? ¿Cómo los recordamos? ¿Qué significan? ¿Cómo sabes que es el mismo sueño cuando tienes dos similares? Son preguntas que se plantea en el libro, cuya vigencia no ha disminuido a más de dos décadas de su aparición, porque es una reflexión sencilla y cotidiana. “Nadie sabe cómo es un sueño, porque lo único a lo que tienes acceso es al recuerdo de un sueño. Cuando despiertas y rememoras lo que te pasó en la noche, el recuerdo se convierte en algo muy importante porque en el sueño no hay tiempo. Al despertar lo secuencias, porque si no, no puede quedarse en tu cabeza”.

Y casi como eje de Sobre la naturaleza de los sueños, Hiriart asegura que si bien Freud era una persona muy inteligent­e, no logró captar el significad­o de los sueños, “porque estuvo desviando todo para llevar el agua a su molino de los deseos, entonces no pudo hallar una explicació­n o un acercamien­to a los sueños”. m

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