Elsexodromo@hotmail.com @draverotika FB: La Doctora Verótika
fuéramos ciegos aprendiendo el braile, de abrir nuestros sentidos, nuestros instintos, nuestros recovecos, para gozar de todas esas sensaciones maravillosas que un encuentro íntimo nos puede brindar.
Un buen amante o una buena amante no son unos superhéroes del sexo que jamás fallan y generan diez orgasmos por segundo, sino aquellos que también saben reconocer sus flaquezas o temores, alguna disfunción, miedo, dolor o angustia que a veces no les permita disfrutar el momento como se debe pero, no por ello, los deje tirados en la lona sino dispuest@s a erradicar la situación.
Porque sí, amig@s, el sexo es vida, y si no lo creen, recuerden cómo se ponen cuando no tienen actividad sensual por un buen rato, cómo cambia la cosa y lo que antes veían luminoso se torna opaco, aburrido.
La inteligencia erótica nos habla sobre esto y más. Podríamos aprender a transgredir, a quemarnos en la llama del deseo incluso con aquellas personas a las que amamos, nos dan seguridad y han estado a nuestro lado durante mucho tiempo.
Quizá muchas relaciones que han fracasado podrían haber mejorado si la pareja hubiera comprendido que aquello que enciende su fuego, que aumenta la temperatura erótica, no está únicamente en la novedad o lo prohibido; podemos encontrarlo en lo conocido si lo vemos con los ojos de un o una primeriz@, si entendemos que desde la mañana podemos ir calentando nuestros motores con asuntos que nos estimulen para que, al llegar la noche (o a media tarde o de madrugada, pues de eso se trata, de cambiar las dinámicas monótonas y aburridas), nuestro termómetro interno nos diga que estamos al rojo vivo, list@ s para darnos un banquete como si fuera la primera vez que comemos ese platillo tan delicioso como excitante. M