ABRIENDO EL CORAZÓN
Para Géminis,
Anahatasana, nada menos que la Postura del Chakra del Corazón resulta excelente. También conocida como la Postura del Corazón Derretido, o también como Uttana Shishosana o la Postura del Cachorro, esta posición conecta con el corazón y el amor incondicional. Se dice que esta postura “abre el cofre del pecho” permitiendo purificarlo de sentimientos viejos y lastres, además de que relaja la mente, fomenta la paciencia y ayuda a controlar la respiración.
Bakasana o Kakasana, las Posturas de la Grulla y el Cuervo respectivamente, promueven equilibrio físico y mental, concentración, calma y autoconfianza. A nivel pránico ayuda a despertar la energía kundalini dormida en la base del coxis, fortaleciendo el chakra sacro, también conocido como el chakra sexual. Este chakra trabaja la conexión y capacidad de aceptar a otros y nuevas experiencias. Con el tiempo, esta asana conecta con nuestras emociones y energía creativa.
Para Libra, Hablando de Acuario,
la postura recomendada es Matsyasana o la Postura del Pez que abre el pecho y la caja torácica, favoreciendo la respiración profunda y la purificación de la sangre y de todo el cuerpo. Como la mayoría de las flexiones hacia atrás, es una potente asana para abrir el cuerpo emocional. La postura estimula directamente el chakra del corazón, que al desbloquearse permite mirar el mundo desde un lugar de amor, compasión y empatía. La apertura del pecho nos coloca además en una posición de vulnerabilidad que a menudo se trata de evitar por miedo a ser lastimados. No es de sorprender que una vez que empieza a abrirse el pecho, emerjan a la superficie emociones supuestamente superadas con las que podremos lidiar al contactar con la sabiduría interna que reside en este centro de conciencia.