Lo que viene
Las reglas inequitativas para los independientes tempranamente vencieron a Margarita; pero no solo eso, la polarización de la elección no dejó lugar a una opción razonada y razonable como la de ella
Ofende que los mismos que cuestionaron a la independiente ahora la colmen de falsos e hipócritas elogios, al tiempo que Anaya y Meade buscan obtener de ella el favor o al menos un guiño
En víspera del segundo debate quedan en claro las razones de la ventaja de López Obrador: competidores más ocupados en la disputa por el segundo sitio que en encararle y lo acomodaticio de los factores de escrutinio de mayor peso en comicios: los empresarios y los medios. Esto se da también ante el fracaso de los candidatos independientes.
Las reglas inequitativas para los independientes tempranamente vencieron a Margarita Zavala; pero no solo eso, la polarización de la elección no dejó lugar a una opción razonada y razonable como la de ella. La candidata hizo un esfuerzo enorme y con más cuidado que nadie, para lograr el registro como independiente. No hubo comedimiento por el INE, se le trató como si hubiera habido trampa, lo que sí ocurrió con otros dos connotados casos. El Tribunal Electoral dio registro a El
Bronco, quien no cumplió con los requisitos y eso achicó el espacio y desacreditó la figura de independiente.
También la parte más calificada e influyente de los medios trató con desdén la candidatura de Margarita. Ofende que los mismos que la cuestionaron ahora se desgarren las vestiduras y le colmen de falsos e hipócritas elogios, al tiempo que Anaya y Meade buscan obtener de ella el favor o al menos un guiño que haga transferir los votos potenciales que se inclinaban por la independiente. Los datos de GCE dicen lo siguiente: Margarita contaba con 5.3% de la intención de voto. La segunda opción de este porcentaje se distribuía 1.6% por Anaya, 0.8% por Meade, 1.1% por AMLO y .4% por El Bronco. Con la honestidad que le es natural, Margarita ha dicho que los votos no le pertenecen y están en libertad de optar por quien quieran.
Margarita vale no por los votos, sino por lo que es y siempre ha sido. Su adhesión personal o un gesto de simpatía hacia cualquiera vale más que la incierta transferencia de votos. Es fácil rechazar a AMLO, no lo es decidir por Meade o por Anaya. Ella ve más allá de la elección, y es algo que debieran pensarse muy bien todos los opositores de AMLO, porque existe el escenario no de derrota de los partidos históricos PAN, PRI y PRD, sino el de catástrofe.
La ruptura con el sistema institucional de representación se va perfilando. Tiene razón Meade al señalar que con AMLO en la Presidencia se cierne la amenaza más severa a las instituciones. Su propuesta de ratificación de mandato ha involucionado a una forma de reelección para hacer campaña desde la Presidencia en la elección intermedia, como lo señalaba ayer en su colaboración Liébano Sáenz. Lo que perfila López Obrador es una Presidencia militante y con ello una embestida frontal al sistema que acota el poder presidencial.
La calidad del debate en esta elección es penosa. Aunque se han abierto espacios de escrutinio a candidatos, éstos se han quedado cortos por la falta de oficio de los escrutadores. El talento sobra, pero la vanidad se impone y en ocasiones se inhiben de confrontar a quien puede ser el próximo presidente. No es el mismo trato que recibe El Bronco el que se le dispensa a López Obrador. El periodista no debe ser apostador; puede tener preferencia, pero en el ejercicio de escrutinio público, como el de comparecencia, debe mantener a raya temores, intereses o afinidades. Las condiciones de existencia es la libertad y el libre examen del poderoso.
Queda la impresión de que el sistema democrático no creó los anticuerpos para contener la amenaza del resurgimiento del presidencialismo autoritario. Los empresarios se acostumbraron a ver por sus negocios, no por el sistema económico de la libre empresa y el respeto a la propiedad privada y libertades económicas. Los medios han visto perder sentido de proyecto por las dificultades que encaran en lo comercial; la radio ha sido una encomiable excepción, al igual que varias organizaciones civiles. En lo digital todavía predomina el arrebato y los proyectos existentes, con pocas excepciones cumplen razonablemente su tarea de informar, analizar, criticar y formar opinión.
Cualquiera que sea el desenlace, lo que existe ha dejado de ser funcional. El arreglo democrático debe ser el medio para transformar y crear nuevas instituciones, pero eso conlleva corresponsabilidad, visión y compromiso, justo lo que no existe y tampoco lo que se perfila.
Los problemas nacionales de la desigualdad y la corrupción persisten. Se ha agregado el de la impunidad en todas sus expresiones y que ha llevado a una violencia extrema que pone en entredicho lo más elemental de las responsabilidades del estado. Quizá lo que se avecine es un necesario tocar piso para hacer en lo sucesivo todo aquello que sea preciso. M