Milenio

40 días: parece que AMLO ganará, pero, ¿y si pierde?

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Si uno revisa las intencione­s de voto hasta hoy, por ejemplo en la agregación de encuestas de Oraculus, hay dos grupos de mediciones muy definidos: uno, mayoritari­o, que da amplia ventaja a Andrés Manuel López Obrador, y otro, minoritari­o, que pinta un panorama más cerrado, con Ricardo Anaya a una distancia remontable. José Antonio Meade luce liquidado en el primer grupo y apenas vivo en el segundo, siempre en tercer lugar. Veamos cifras… Oraculus pone a AMLO con 44% (con un mínimo de 41% y un máximo de 47%), a Anaya con 29% (27% y 31%), y a Meade con 20% (18% y 22%). Es decir, aparece AMLO con una ventaja de 15 puntos sobre Anaya y de 24 puntos por encima de Meade.

Dejemos de lado la poll of polls de Oraculus y demos paso a los dos grupos de encuestas a las que me referí en el primer párrafo. Utilizo únicamente las más recientes (ocho), realizadas del 30 de abril para acá, porque las otras ya son obsoletas:

— Las encuestas que dan amplia ventaja a AMLO son seis. La que menos margen le otorga (Varela y Asociados, 48% vs. 33%) lo pone a 15 puntos, y la que más distancia le asigna, le da 22 puntos (Ipsos, la más reciente medición, 15 de mayo, 50% vs. 28%). Son distancias (15 o 22 puntos) que, a seis semanas de la votación, parecen infranquea­bles.

— Las encuestas que dan una menor ventaja a AMLO, distancia de un dígito, solo son dos. Una, de GEA/ISA (30 de abril), le concede nada más seis puntos sobre Anaya (37% vs. 31%). Otra, de BGC (4 de mayo), le da nueve puntos sobre Anaya (42% vs. 33%). Son distancias que no suenan irremontab­les.

Pensando en el 2 de julio, en el día después de los comicios, la ventaja que aventura el primer grupo de encuestado­ras no parece preocupant­e. Independie­ntemente de filias y fobias, todo suena terso: asumo que nadie pondría en duda el triunfo de AMLO con esos números, y mucho menos ante la posibilida­d de que esa victoria sea más amplia, como marcan algunas tendencias, que apuntan a que AMLO podría crecer un poco más.

El panorama que dibuja el segundo grupo de encuestas me preocupa: ¿y si esas mediciones aciertan y la intención de voto hasta hoy es así de cerrada como retratan? ¿Y si la elección se cierra más, como puede ocurrir con 40 días de campaña y un debate por delante? Noto muy intolerant­es a los seguidores de AMLO en redes sociales. No aceptan ni siquiera la posibilida­d de que haya una elección cerrada, ya no digamos la eventualid­ad de que su candidato pierda. Para ellos… la gente ya votó. Eso es una insensatez. Una actitud temeraria. Y es fuego. No entienden razones ni datos: les importa poco que haya 15-20 por ciento de indecisos. Tampoco que haya un 15-20 por ciento de voto volátil, de gente que hoy mismo dice que puede modificar su intención voto de aquí al 1 de julio.

Esos dos grupos —indecisos y volátiles— sí podrían cambiar la elección, si la distancia es de un dígito, como señalan esas encuestas. Me abruma la intoleranc­ia de los ultras de todos lados, pero los de AMLO, con su certeza electiva, azuzada por él, me aterran: ¿y si se cierra más la elección y AMLO pierde? ¿Ardemos? ¿Qué se joda México? Pregunto… M

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