Suma el catálogo del INAH 100 mil edificios históricos
El registro de los inmuebles con valor cultural, una de las primeras vocaciones del instituto desde que fuera creado hace 79 años
Minutos después de ocurrido el sismo del 8 de septiembre de 2017, los músicos tzotziles de la comunidad de Zinacantán, Chiapas, se congregaron al frente de su iglesia, el Templo de San Lorenzo Mártir, para acompañarlo con sus guitarras y violines mientras “agonizaba”. Los edificios tienen vida y son el alma de muchos pueblos, dice el historiador José Manuel Chávez Gómez.
Una de las primeras vocaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), desde su nacimiento en 1939, fue la de registrar y catalogar los monumentos históricos del país, como heredero de una tradición que en México data por lo menos de 1908, cuando la Secretaría de Gobernación le cedió al antiguo Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, las casas históricas de Hidalgo, de Morelos y Cerro de las Campanas, para su estudio, conservación y registro de los objetos que se encontraran en ellas. A partir de entonces, dicho museo se encargaría de tales casas y comenzaría el estudio de inmuebles históricos a lo largo del territorio. En seguida se organizó dentro del mismo museo, la Inspección de Monumentos Históricos.
Como preámbulo a los 80 años del INAH, que se celebrarán en febrero de 2019, la Dirección de Estudios Históricos organizó un ciclo de pláticas para reflexionar sobre el tema de los catálogos de monumentos históricos. El coordinador de la actividad académica, José Manuel Chávez Gómez, destaca tres momentos importantes en esta labor: Los antecedentes previos a la creación del INAH, con los inspectores de monumentos, que va de 1908 a 1939; los avances de la década de 1980 del siglo XX, con el Catálogo de la Frontera Norte, que innovó la manera de registrar los inmuebles y estableció un criterio homólogo, y la época actual, con la conformación de la Secretaría de Cultura, que inicia sus labores enfrentado el reto de atender miles de edificios dañados por los terremotos de 2017.
En el contexto actual, los catálogos cobran vigencia como herramientas para los profesionales del INAH que han acudido a apuntalar, dar mantenimiento o documentar y evaluar afectaciones, así como para evitar la destrucción, en algunos casos, por considerar que una edificación histórica son solo muros caídos.
El historiador advierte que la tarea de registro ha sido constante, a la fecha el INAH tiene catalogados
La dependencia organiza un ciclo de pláticas para reflexionar sobre listados de monumentos
alrededor de 100 mil edificios en el país, pero es necesario reflexionar sobre aspectos que cobran vigencia en tiempos recientes. En este sentido considera necesario comenzar a discutir sobre la inclusión de datos acerca del patrimonio intangible y natural.
Explica que el patrimonio natural forma parte de lo que ahora se denomina paisaje cultural: no sólo contempla árboles míticos, como la ceiba o el ahuehuete, sino montañas sagradas, ríos, manantialeso o cerros que forman parte del patrimonio intangible de la cosmovisión de las comunidades indígenas, campesinas o rurales, y que incidieron en los trazos de los pueblos y sus templos. El Catálogo Nacional de Monumentos Históricos en realidad es un inventario, dice el historiador. Un registro y un directorio de diferentes construcciones. Contiene fotografías, una breve descripción del edificio, sus antecedentes históricos, información arquitectónica, planos, el estado de conservación en que está al momento del registro; integra un levantamiento arquitectónico, ubicación geográfica con base en los datos del Inegi, y ubicación en el tiempo.
En las reflexiones han participado especialistas que han trabajado directamente en la integración de los catálogos desde 1982, como Ivonne Arámbula Álvarez, Juan Antonio Siller Camacho, Nuria Salazar, Thalía Montes Recinas y Jesús Joel Peña Espinosa. m