Milenio

“Innovar es difícil, pero divertido y satisfacto­rio”

El experto en tecnología médica ofrece una plática en el Palacio de Bellas Artes

- Redacción/México

La innovación es cambiar cómo la gente se comporta y cómo piensa”, aseguró Emilio Sacristán Rock, ganador del Premio Nacional en Ciencias 2017.

Durante la quinta conferenci­a de los encuentros con quienes han recibido ese galardón, el científico advirtió que la tecnología es una herramient­a, un detalle técnico que ayuda a provocar la innovación, que en el ámbito de la salud debe servir para mejorar los tratamient­os.

Durante la charla “¿Quieres innovar?”, realizada en el Palacio de Bellas Artes, Sacristán Rock señaló que tras descubrir en sus estudios de posgrado que como ingeniero podía provocar un impacto en los pacientes, “se volvió una adicción; es decir, ya nunca quise hacer otra cosa más que inventar cosas. Tuve la fortuna de estar en un lugar donde pude hacer esto”.

Con 22 patentes internacio­nales, Sacristán Rock invitó a los interesado­s en innovar a arriesgars­e: es duro y difícil pero, dijo, también divertido y satisfacto­rio, por lo que vale la pena.

Comentó algunos de sus inventos, como el corazón artificial, proyecto que tuvo un costo de 15 millones de dólares y en el que participar­on 65 especialis­tas de 10 universida­des.

Recordó que su primer invento fue el espectómet­ro de impedancia gástrica, que mide la condición de la mucosa intestinal en pacientes en estado crítico, en los cuales se corta el flujo sanguíneo.

Ahora trabaja en un estimulado­r magnético que ayudará a reducir el daño durante un accidente cerebral, a través de toques eléctricos en el nervio facial que regula la apertura y clausura de las arterias cerebrales. Es el proyecto más innovador y

Su proyecto de corazón artificial costó 15 mdd e involucró a 65 expertos de 10 universida­des

radical que ha hecho Sacristán Rock, y ya fue aprobado por las autoridade­s de EU.

Destacó que en México se hace un trabajo extraordin­ario, original y de alto nivel en los laboratori­os, pero el reto es lograr que estos desarrollo­s se trasladen para beneficio de los pacientes.

Lo más difícil, dijo, es comerciali­zar los inventos, porque en nuestro país se tiene la idea de que la tecnología es algo que se importa, no algo que se inventa. Mientras más innovadora es una idea, más salvaje y miserable es la respuesta, ya que la sociedad prefiere mantener el statu quo.

Aunque las mejores ideas salen del ingenio, Sacristán Rock advirtió que el inventor debe salir y convencer al mundo, y sobre todo, pensar en grande sus proyectos, para así atraer dinero y los mejores talentos. Indicó que a pesar de que mil cosas pueden salir mal, la regla de oro de la innovación es no darse por vencido.

También recordó que para apoyar a todos los emprendedo­res interesado­s en el campo de la salud existe el Centro Nacional de Investigac­ión en Imagenolog­ía e Instrument­ación Médica, del cual es fundador y director.

Y es que, dijo, en México aún se requieren mecanismos para la transferen­cia de tecnología y fomentar la colaboraci­ón entre médicos, ingenieros, empresario­s, inversioni­stas y las autoridade­s sanitarias, para que las investigac­iones se conviertan en desarrollo­s que beneficien a los pacientes. m

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El inventor e investigad­or mexicano.

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