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Me frustra seguir en un ambiente tenso, incierto y negativo, en donde las principales interrogantes y variables —de momento— son más negativas que positivas; seguimos atorados negociando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con muy poca voluntad por parte de EU, y tanto México como Canadá con firmeza en la postura de no aceptar lo inaceptable.
Sigue siendo un volado el que esto se pueda concretar antes de que termine junio; por otro lado predomina el ambiente tenso, nervioso y triste en materia electoral; el voto útil se ha complicado porque no está claro quién va en segundo lugar, y ante la falta de certeza y credibilidad se está gestando un escenario muy complicado en el que tres llegan con una fuerza relativa, suficiente para favorecer a quien hoy encabeza las encuestas.
Quiero de nuevo ser muy claro, mi preocupación, angustia y tristeza son objetivas, basadas en una análisis de las propuestas y planes del candidato de “izquierda”, que lejos de darle continuidad a lo que se ha hecho bien, ponen en riesgo y comprometen las áreas en que más hemos avanzado; además de que no son congruentes y no proyectan a nuestro país hacia donde tiene que evolucionar.
El mundo enojado, poniendo a gobernantes que han sido incapaces de capitalizar propuestas basadas en programas sociales y asistencialistas así como regalando dinero a los que menos tienen, a cambio de su voto.
Todas estas recetas son un fracaso probado, vean a Venezuela, Argentina, Bolivia, EU, España y próximamente Italia, quienes por enojo han optado por gobernantes radicales que empiezan a provocar un caos que ya lo resiente ese país en sus tasas de interés, en su Bolsa y seguramente muy pronto la población, y hasta la propia comunidad europea.
El euro se ha devaluado en gran medida por esta preocupación, actualmente cotiza en 1.15 por dólar.
Estoy seguro que pase lo que pase México saldrá adelante, y que una persona difícilmente cambiará el rumbo del país, mismo que también ha hecho muchas cosas bien; evidentemente muy poca gente puede enumerar estos factores positivos porque predomina el enojo y el castigo al sistema; al igual que en su momento, fue un factor decisivo en Argentina y Venezuela.
Quiero citar a Pascal Beltrán del Río, quien hizo esta reflexión: “Pensar que en Venezuela todo comenzó con un voto contra la corrupción. Pero lo que se acabó, no fue la corrupción, sino la comida”.
Asimismo recomiendo leer a Pablo Hiriart sobre el suicidio que estamos a punto de cometer, en donde la factura a la actual administración la estamos cobrando con enojo, sin darnos cuenta que “ellos” ya se van, y lo que decidamos el 1° de julio por los seis años que vienen, tendrá un costo mucho más caro que lo vivido este último sexenio, si no se toma una decisión inteligente!
Quiero apelar a la unión que nos ha caracterizado en épocas adversas, a trabajar por un objetivo común y por el bien de todos, ya que lo que está en juego es demasiado; y si no estamos dispuestos a unirnos ante la incapacidad de las fuerzas políticas que no lo hacen, asumamos las consecuencias. m