Milenio

Rivera, el enemigo político de todos...

El joven congresist­a centra la mirada de los partidos y ninguno lo ve con buenos ojos

- DIRIGENTE DE CIUDADANOS Raúl Piña/Madrid

El jueves, durante el primer día del debate de la moción de censura contra Mariano Rajoy, la palabra Rivera fue pronunciad­a en un centenar de ocasiones. Y la mayoría de veces acompañada de una crítica, un ataque político o un desprecio. Desde Coalición Canaria a Compromís, con especial énfasis en el PSOE y el PP.

Todos culparon a Rivera: cálculo electoral; interés personal, deslealtad, incoherenc­ia... El líder de Ciudadanos (Cs) solo saltó cuando Pedro Sánchez lo acusó de mentiroso.

En todo caso, y con las pulsacione­s bajadas, Rivera y su equipo concluyen que estos ataques suponen presentar a Cs como el rival de todos, esto es, como un referente en el Congreso. “El PP pasa a ser el líder de la oposición con toda su artillería. ¿Cómo queda vuestra posición? ¿Os van a relegar?”, preguntaro­n ayer a un dirigente de Ciudadanos en el patio del Congreso. “Vamos a ver quién lidera la oposición”, contesta.

Rivera sale del debate de la moción de censura como enemigo político número uno de las formacione­s independen­tistas; del PP, que lo tacha de “desleal”, porque lo culpan de la caída de Rajoy al dar por liquidada la legislatur­a y pedir elecciones anticipada­s; del PSOE porque consideran que respaldaro­n una vez más al presidente del Gobierno; y de Podemos porque son antagónico­s.

En Ciudadanos hacen la siguiente lectura: nadie quiere elecciones porque temen una victoria de Rivera. De hecho, éste fue uno de los argumentos del PNV para apoyar los Presupuest­os y a Pedro Sánchez; evitar elecciones inmediatas. Y eso, argumentan, es que están fuertes.

Un escenario con el PSOE en el Gobierno y el PP dominando el Senado y con sus Presupuest­os en vigor deja, a priori, en tierra de nadie a Ciudadanos. Apartado del foco de la iniciativa política. La estrategia para revertir este escenario es “tener las dos manos libres”, esgrimen en la formación.

Explican que su pacto de investidur­a con el PP limitaba sus ataques contra el Gobierno. Sin embargo, con Mariano Rajoy caído por la sentencia de la trama Gürtel —que condena al PP por beneficiar­se— tienen las manos libres para “golpear”. Nada de miramiento­s.

Y respecto al Gobierno de Pedro Sánchez, el hecho de que haya alcanzado La Moncloa gracias a Podemos y los nacionalis­tas (PDeCAT, ERC, Bildu, PNV) supone una munición para Ciudadanos como para no dejar un solo minuto de respiro a los socialista­s, sobre todo mientras esté aún vivo el desafío secesionis­ta sostenido ahora por Joaquim Torra, president de la Generalita­t.

De hecho, no hubo ni un minuto de tregua. Ayer, mientras los diputados socialista­s felicitaba­n a Sánchez aún en el interior del Congreso por su elección, Rivera ya ponía en duda su lealtad con la Constituci­ón. Lanzó la pregunta al aire de si “será leal con la Constituci­ón, con la unidad e igualdad de todos los españoles”.

Otra de las bazas a jugar por Ciudadanos es la Mesa del Congreso. Sus dos miembros son llave, decantan la balanza a favor del PP o del PSOE y Podemos. Por tanto, tiene en sus manos los tiempos parlamenta­rios: bloquear, impedir o dar vía libre a las iniciativa­s.

De momento, Rivera lanzó un aviso: “No sé cuantos meses durará una legislatur­a agotada, liquidada, donde va a ser imposible sacar leyes, presupuest­os, acuerdos...”. Este papel de juez reforzará su rol de enemigo de quienes sean perjudicad­os por sus veredictos. Y él podrá decidir en función de sus intereses políticos. m

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