Milenio

Tadashi Yanai, el sastre que quiere conquistar el mundo

Este peculiar multimillo­nario apodado “El rey de la ropa casual” y el “Amancio Ortega japonés”, lo que lo inspira en su camino de ser número uno en la moda

- Braulio Carbajal/México

El mundo de la ropa tiene dos claros monarcas: el español Amancio Ortega, con su conglomera­do Inditex (matriz de Zara), y el sueco Stefan Persson, con H&M. Por años, esos dos empresario­s han disputado codo a codo el trono; sin embargo, en su batalla han descuidado un frente que ha sido aprovechad­o por un japonés que de a poco se les ha ido acercando y ahora está a unos cuantos pasos de alcanzarlo­s; se trata del dueño de Fast Retailing, Tadashi Yanai. “El rey de la ropa casual” o el “Amancio Ortega japonés”, como es conocido en el mundo de la moda, es el más claro ejemplo de la perseveran­cia y sobre todo, de lo importante que es aprender y saber levantarse de los fracasos; como prueba está su libro autobiográ­fico tituldo Un triunfo, nueve fracasos, donde expone a detalle la manera de convertir en éxito las derrotas.

Por ahora, su empresa Uniqlo —filial de Fast Retailing— ostenta el tercer lugar en el negocio de la venta de ropa al menudeo; sin embargo, su meta es muy clara: conquistar la cima.

Parece algo muy complicado tomando en cuenta a quién tiene enfrente, pero como él mismo dice: “Cuando vas a competir en los Juegos Olímpicos, nadie se va a entusiasma­r si dices que tu objetivo es la medalla de bronce o plata”. Tadashi Yanai plantó los cimientos de su futuro éxito en la Universida­d de Waseda, en su natal Japón, donde se graduó en 1971 con una licenciatu­ra en Economía y Ciencias Políticas.

Ese mismo año comenzó a trabajar en la venta de utensilios de cocina y ropa de hombre en un supermerca­do; sin embargo, a los pocos meses se dio cuenta de que eso no era lo suyo y decidió ir con su padre y ayudarle en el negocio familiar: una sastrería.

Ahí, entre la confección de elegantes trajes para caballero, el joven Tadashi se percató de que el verdadero negocio estaba en otro lado, específica­mente en la venta de ropa más casual, por lo cual, ya una vez al frente del negocio, dio un giro de 180 grados.

Lo primero que hizo fue cambiar el nombre de la sastrería de Ogori Shoji a Fast Retailing, para después comerciali­zar ropa al por menor.

Transcurrí­an los últimos años de los 80 cuando Tadashi observó otra cosa: su negocio estaba a flote, pero lejos de las grandes marcas mundiales; el motivo era que sus rivales vendían ropa de alta calidad, lo cual su empresa había dejado de lado.

Ya inmerso en la década de los 90, Tadashi ordenó toda una reestructu­ra, por un lado, en cuanto a la producción, fortaleció el grado de requisitos de integració­n y, por otro, obligó a todos los socios proveedore­s que la elección de materiales y gestión de procesos estuvieran estrictame­nte de acuerdo con las especifica­ciones de Uniqlo, es decir, solo lo mejor. A partir de ahí, la minorista se ha enfocado no solo en vender ropa casual que difícilmen­te pasa de moda —a diferencia de sus competidor­es directos, Zara y H&M, que basan su negocio en las distintas temporadas del año—, sino en desarrolla­r la más alta tecnología y aplicarla en todas su prendas. De hecho, Tadashi ha afirmado sin ningún tipo de tapujos que su compañía, más que ser una simple tienda de ropa, es una firma tecnológic­a. Su filosofía es clara: aprender de los fracasos. “Puedo parecer un hombre de éxito, pero he cometido muchos errores. Las personas toman demasiado en serio sus fracasos. Hay que ser positivo y creer que vas a encontrar el éxito la próxima vez”, ha dicho. Con su imperio de ropa casual, Tadashi Yanai ha logrado amasar una fortuna de más de 22 mil millones de dólares, según la revista Forbes. A sus 69 años de edad, dice estar fuerte para seguir al mando de sus compañía, y no descansará hasta lograr su objetivo: ser el rey absoluto del mundo de la moda. m

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