Voto 6 de 6
El 1 de julio se registrará un sufragio mayoritario y cohesionado a favor de López Obrador y los candidatos de Juntos Haremos Historia
El alto nivel de aceptación y de intención del voto del cual goza Andrés Manuel López Obrador a menos de cuatro semanas de las elecciones, de concretarse en la jornada electoral, sería un fenómeno inédito en las elecciones en nuestro país y en nuestro continente. Desde hace décadas no se registran votaciones de más de 50 por ciento de los electores a favor de un candidato presidencial. Más aún, el alto nivel de votación podría extenderse a las elecciones legislativas de las Cámaras del Congreso de la Unión, con lo cual una sola coalición electoral, en este caso Juntos Haremos Historia, podría obtener por primera ocasión desde 1991 la mayoría en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados.
Ya se ha hablado de las variables que han influido en la conformación de este escenario preelectoral, que tienen a López Obrador a más de dos a uno respecto a su más cercano competidor, Ricardo Anaya, de la Coalición por México al Frente. El liderazgo de López Obrador se ha extendido a un amplio abanico social. Se ha hablado de la debilidad del resto de los contendientes, de las crisis internas en el PRI, en el PAN y en el PRD, del desprestigio de los partidos políticos tradicionales y, sobre todo, del hartazgo de la sociedad, de la corrupción, la violencia y la falta de crecimiento económico de los gobiernos panistas y priistas.
Estas variables nacionales adquieren diversas particularidades en cada una de las nueve entidades en las cuales habrá elecciones. Particularmente, en Ciudad de México (CdMx), en Morelos, en Veracruz y en Puebla se han despertado auténticos movimientos sociales y políticos contra los gobiernos actuales o de los factores de poder que han controlado a estas entidades. En la CdMx, después de 21 años de gobiernos perredistas y de los grupos que controlan las delegaciones políticas, la sociedad capitalina, una de las más politizadas del país, ve en Andrés Manuel y Claudia Sheinbaum la posibilidad de que exista un gobierno de izquierda, pero sin los vicios que se generaron en el PRD.
Morelos, Veracruz y Puebla tienen en común que los mandatarios en turno o los factores de poder real hayan intentado dejar en sus cargos a familiares. En Morelos, al alto nivel de rechazo al gobierno de Graco Ramírez, se sumó la animadversión social desatada por la imposición de su hijastro como candidato del PRD. El rechazo fue tal, que el PAN no quiso llevar como candidato a Rodrigo Gayosso. Todo esto ha propiciado que las intenciones de voto vuelquen de manera significativa a favor del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, Cuauhtémoc Blanco.
En Veracruz, el gobernador impuso como candidato a su hijo y ha desatado una intensa campaña contra los candidatos de Morena; sin embargo y pese a la inmensa cantidad de recursos, los veracruzanos rechazan este tipo de imposición. Esto también sucede en Puebla, donde el factor real de poder, coordinador de la campaña y artífice de la
guerra sucia es el esposo de Martha Erika Alonso, el ex gobernador Rafael Moreno Valle. Ni en Veracruz ni en Puebla, la guerra sucia funcionó. La gente ya está harta de las pretensiones de este tipo de personajes que buscan heredar el poder. Por eso, el próximo 1 de julio se registrará un voto mayoritario y cohesionado a favor de López Obrador y de los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia. M Candidato al gobierno de Puebla