Después de las elecciones
La bronca del 1 de julio no es el 1 de julio, es el 2. ¿Qué va a pasar al día siguiente de las elecciones? Gane quien gane va a haber broncas, ruido, violencia.
¿Estamos preparados para asumir los resultados electorales?
¿Tenemos la madurez para unirnos como nación ante la persona que obtenga la mayor cantidad de votos?
¿Estamos listos para todo lo que viene a nivel chismes, economía y seguridad?
Yo sé que es muy apasionante todo este asunto de las encuestas, de los debates y de los pronósticos, pero a estas alturas del partido ya sabemos lo que va a pasar.
Hay algo así como un “ciclo natural de los presidentes mexicanos”: los primeros dos años son de asombro, de respeto, de cambios, de esperanza.
Los siguientes dos son de decepción, de promesas incumplidas, de ataques, de situaciones oscuras. Todo lo bueno se transforma en malo.
Y luego vienen los últimos dos años, en los que el Presidente deja de ser importante, deja de ser una figura de respeto para convertirse en alguien que ya se irá. ¡Que se vaya! Pasó con Fox, con Calderón. Está pasando con Peña Nieto. ¿Usted cree que será diferente con López Obrador, Anaya, Meade o El Bronco?
¿Usted cree que al final de su administración no habrá una oposición colgándose de sus errores para convocar a un cambio?
A esto, que no es nada alentador, hay que sumarle otra situación que me sorprende que no se esté poniendo en la mesa:
¿Estamos los mexicanos preparados para ser gobernados por alguien que se comporte de acuerdo con las nuevas tendencias nacionales e internacionales?
Se quede quien se quede, lo que usted y yo vamos a ver a nivel comunicación será una figura igual o peor que la de Donald Trump en Estados Unidos.
Tendremos un presidente que se la pasará de puntada en puntada, que dividirá al país en amigos y enemigos, y que jugará a comunicarse en las redes sociales ante la inevitable avalancha de ataques en los medios tradicionales.
Y no es que esto sea bueno o malo, es que esto es lo que es, lo que está pasando con todos los gobiernos del planeta, lo que la realidad está obligando a hacer a los gobernantes, lo mismo de las economías más fuertes que de las más débiles.
Yo creo que más allá de los resultados de las elecciones del 1 de julio, los mexicanos nos tendríamos que estar preparando para el 2 de julio, para que todo esto no nos tome por sorpresa (como al pueblo de Estados Unidos), para que no nos afecte para mal.
Sí hay maneras, e involucran lo mismo a los partidos que a los empresarios y a nuestras familias.
Mi sueño no es que cambiemos de gobierno. Mi sueño es que rompamos con el “ciclo natural de los presidentes mexicanos”, que nos eduquemos para que las puntadas se queden a nivel puntadas y para que eso no nos distraiga de nuestra verdadera vocación.
Ya deberíamos estar tomando medidas para que no vuelva a haber manifestaciones de odio ni al día siguiente de las elecciones ni durante el día de la toma de posesión.
Nos hemos educado mucho en la importancia de ejercer nuestro derecho al voto.
¡Perfecto! Ahora eduquémonos para que se respeten los resultados, para que hagamos equipo con quien quede en la silla presidencial, para que encontremos la manera de entendernos. ¿O usted qué opina? M