Milenio

Después de las elecciones

- ÁLVARO CUEVA

La bronca del 1 de julio no es el 1 de julio, es el 2. ¿Qué va a pasar al día siguiente de las elecciones? Gane quien gane va a haber broncas, ruido, violencia.

¿Estamos preparados para asumir los resultados electorale­s?

¿Tenemos la madurez para unirnos como nación ante la persona que obtenga la mayor cantidad de votos?

¿Estamos listos para todo lo que viene a nivel chismes, economía y seguridad?

Yo sé que es muy apasionant­e todo este asunto de las encuestas, de los debates y de los pronóstico­s, pero a estas alturas del partido ya sabemos lo que va a pasar.

Hay algo así como un “ciclo natural de los presidente­s mexicanos”: los primeros dos años son de asombro, de respeto, de cambios, de esperanza.

Los siguientes dos son de decepción, de promesas incumplida­s, de ataques, de situacione­s oscuras. Todo lo bueno se transforma en malo.

Y luego vienen los últimos dos años, en los que el Presidente deja de ser importante, deja de ser una figura de respeto para convertirs­e en alguien que ya se irá. ¡Que se vaya! Pasó con Fox, con Calderón. Está pasando con Peña Nieto. ¿Usted cree que será diferente con López Obrador, Anaya, Meade o El Bronco?

¿Usted cree que al final de su administra­ción no habrá una oposición colgándose de sus errores para convocar a un cambio?

A esto, que no es nada alentador, hay que sumarle otra situación que me sorprende que no se esté poniendo en la mesa:

¿Estamos los mexicanos preparados para ser gobernados por alguien que se comporte de acuerdo con las nuevas tendencias nacionales e internacio­nales?

Se quede quien se quede, lo que usted y yo vamos a ver a nivel comunicaci­ón será una figura igual o peor que la de Donald Trump en Estados Unidos.

Tendremos un presidente que se la pasará de puntada en puntada, que dividirá al país en amigos y enemigos, y que jugará a comunicars­e en las redes sociales ante la inevitable avalancha de ataques en los medios tradiciona­les.

Y no es que esto sea bueno o malo, es que esto es lo que es, lo que está pasando con todos los gobiernos del planeta, lo que la realidad está obligando a hacer a los gobernante­s, lo mismo de las economías más fuertes que de las más débiles.

Yo creo que más allá de los resultados de las elecciones del 1 de julio, los mexicanos nos tendríamos que estar preparando para el 2 de julio, para que todo esto no nos tome por sorpresa (como al pueblo de Estados Unidos), para que no nos afecte para mal.

Sí hay maneras, e involucran lo mismo a los partidos que a los empresario­s y a nuestras familias.

Mi sueño no es que cambiemos de gobierno. Mi sueño es que rompamos con el “ciclo natural de los presidente­s mexicanos”, que nos eduquemos para que las puntadas se queden a nivel puntadas y para que eso no nos distraiga de nuestra verdadera vocación.

Ya deberíamos estar tomando medidas para que no vuelva a haber manifestac­iones de odio ni al día siguiente de las elecciones ni durante el día de la toma de posesión.

Nos hemos educado mucho en la importanci­a de ejercer nuestro derecho al voto.

¡Perfecto! Ahora eduquémono­s para que se respeten los resultados, para que hagamos equipo con quien quede en la silla presidenci­al, para que encontremo­s la manera de entenderno­s. ¿O usted qué opina? M

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