CdMx, pugna de las izquierdas con el influjo de AMLO
Todo apunta a que Ciudad de México continuará siendo de izquierda tras las elecciones de este 1 de julio, unos comicios capitalinos marcados por la larga sombra de Andrés Manuel López Obrador, quien fue jefe de Gobierno de 2000 a 2005, y que impulsa a su candidata.
“El bastión por excelencia de las izquierdas es Ciudad de México, una herencia de Cuauhtémoc Cárdenas. Ya está todo cantado, porque la marca de López Obrador ha asegurado un triunfo a (Claudia) Sheinbaum y una gran representación en la Cámara”, afirma el investigador político Ulises Flores, profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Desde las primeras elecciones en 1997, la capital del país se decantó por la izquierda. Y durante más de 20 años, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) mantuvo bajo su control esta megaurbe que aporta cerca de 17 por ciento del PIB nacional.
López Obrador se separó del PRD en 2012 para encabezar el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y es bajo estas nuevas siglas que impulsa a Sheinbaum, siendo uno de sus mayores apoyos.
Su influencia, y en general su buen recuerdo como jefe de Gobierno de la capital, es bastante evidente entre los capitalinos, pese a que estos días el resto de candidatos presidenciales hayan usado su gestión en la ciudad como un arma en su contra. De acuerdo con una reciente encuesta de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Sheinbaum encabeza las preferencias electorales con 38.8%, seguida de Alejandra Barrales (23.9%) y Mikel Arriola (9.9%).
“La ciudad es uno de los lugares donde más se rechaza al PRI”, explica Acuña.
Pese a una intensa campaña, Barrales, ex sobrecargo de aviación y sindicalista con una larga trayectoria en política, parece que no logra remontar en las encuestas.
“El hecho de que el PRD haya mantenido tantos años la ciudad genera al mismo tiempo un desgaste político” que aprovecha Morena, comenta el decano de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Arturo Sánchez.
Aunque la gestión del PRD no es vista con malos ojos entre los capitalinos, la realidad es que el papel de Mancera no despertó tampoco enormes simpatías. M