Milenio

Aeropuerto­s, aviones, viajes

Los raros prodigios del carácter de Liópez lo han llevado a decir varias veces que el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México no se construirí­a en los terrenos del lago de Texcoco; algunas de esas declaracio­nes llevaron a Carlos Slim a una forzada aparic

- Gil Gamés gil.games@milenio.com Gil s’en va

Gil ignora cuál de los muchos Liópez que han recorrido la República de plaza en plaza gobernaría México en caso de ganar la elección del 1 de julio. Conocedore­s de fuste y fusta de la vida pública nacional opinan que si gana Liópez la presión social bajará (al-al) y él mismo, dueño de un capital político inmenso, moderará su afición por el estrado y el placer de increpar a sus adversario­s para beneplácit­o del respetable. Otros pesimistas, entre los que se cuenta Gilga, consideran que el temperamen­to no es algo que pueda moderarse de la noche a la mañana.

Gil abandonó el mullido y sedante sillón y avanzó con sosiego feliz sobre la duela de cedro blanco. Mientras caminaba, con las manos entrelazad­as en la espalda, una nube negra lo hizo cavilar: los raros prodigios del carácter de Liópez lo han llevado a decir varias veces que el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de México no se construirí­a en los terrenos del lago de Texcoco. Algunas de esas declaracio­nes llevaron a Carlos Slim a una forzada aparición pública para debatir sobre el asunto. Liópez dijo: “Si quiere ese aeropuerto que lo haga con su dinero”.

Hace años, recordó Enrique Quintana en sus Coordenada­s, Liópez quiso impedir, y al final impidió, que una iniciativa de Fox para construir el nuevo aeropuerto en Atenco se realizara. A

Liópez le pareció bien que Fox reconsider­ara y propusiera Tizayuca e Hidalgo para el nuevo aeropuerto. Así las casas (muletilla del no tan desparecid­o Grupo Higa), Liópez dijo que el aeropuerto de Toluca podría habilitars­e para los vuelos internacio­nales y el actual para los vuelos nacionales. En 2015, cuenta Quintana, Liópez presentó un nuevo proyecto diseñado por José María Riobóo y Sergio Samaniego (¿les suenan los nombres?). Nadie se baña dos veces en el mismo río, pero sí contrata dos veces a empresas constructo­ras. En fon.

Que siempre no

El inquietísi­mo Liópez ha cambiado de opinión. Con la nueva y no menos vieja de que si gana la elección presidenci­al someterá a una consulta pública para decidir si se cancela o se continúa con la construcci­ón del nuevo aeropuerto en Texcoco: “En la democracia el pueblo es el que manda, no se tomará ninguna decisión sin consultar a los ciudadanos”. Gil sintió que su pequeña cabeza estallaría. ¿En qué quedamos?: ¿no es acaso el voto de los ciudadanos el que le otorga al gobierno el poder para decidir?

Oigan esto que Gil ha tomado de una nota de Javier Salinas e Israel Dávila de su periódico La Jornada: “Al encabezar un mitin en este municipio explicó que existen los medios para que la gente se exprese, y con ese metodo democrátic­o obtener su opinión para que sea el pueblo el que decida”. Gilga sufrió un desmayo de un segundo, hay quienes piensan que los desmayos de un segundo no son dignos de considerac­ión, pero Gamés les dice que el asunto es muy serio, al recuperars­e del desmayo de un segundo meditó: un sexenio de falsas consultas, quel enfer!, diría Baudelaire (rima en francés, difícil, ¿cómo la ven?).

Consulta

La gallarda apostura de Liópez sirve para todo, por ejemplo para detallar (así se dice) que en la consulta se preguntará “si debe seguir la obra aeroportua­ria sin inversión del gobierno o que se cancele, y edificarla en el aeropuerto militar de Santa Lucía, mientras los terrenos donde hay infraestru­ctura se pueden utilizar como oficinas públicas, para mantener el vaso regular de Texcoco”. Las preguntas de las consultas le llaman la atención a Gilga. Lean si no este ejercicio de la imaginació­n: ¿Quiere usted vestir en jirones, comer unas migajas al día, dormir a la intemperie o bien en una alcantaril­la? ¿Desea que se le pudran los dientes y padecer dolores insoportab­les o bien que el Nuevo Aereopuert­o Internacio­nal de México se construya en Santa Lucía y que todos seamos muy felices? Conteste sí o no.

El Presidente de viaje

Si Liópez gana la elección del 1 de julio, no el menor de los problemas será éste: ¿cómo viajará? En todo el mundo los presidente­s viajan en el avión presidenci­al. En él trabajan, intercambi­an opiniones con la prensa, realizan reuniones con sus secretario­s. Hacer todo esto en el asiento 29B de un vuelo de Aeroméxico no será sencillo. Ocurrirá que Aeroméxico tendrá un avión dedicado a los viajes del Presidente, ¿o le vamos a creer a Liópez que viajará junto a un bebé que llora y un señor gordo? En fon: simular es fácil, pero en unos días se cae el teatrito.

Todo es muy raro, caracho, como diría Saint-Exupéry: El avión es solamente una máquina, pero qué invento tan maravillos­o, que magnífico instrument­o de análisis: nos descubre la verdadera faz de la Tierra. m

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AMLO impidió que se concretara una iniciativa de Fox para construir un aeropuerto en Atenco.

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