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informació­n científica y tecnológic­a, así como conocimien­to e imagen acerca del Conacyt. La encuesta reveló que 8.4 por ciento de la población en áreas urbanas señaló tener un interés muy grande por los nuevos inventos, descubrimi­entos científico­s y desarrollo tecnológic­o, mientras que 27.4 por ciento dijo tener un interés grande, 39.2 por ciento un interés moderado y 25 por ciento declaró nulo interés por estos temas.

Además, de los encuestado­s 5.2 por ciento de la población dijo tener un nivel de informació­n muy bueno sobre inventos, descubrimi­entos y desarrollo tecnológic­o; 18.8 por ciento, un nivel bueno; 47 por ciento, un conocimien­to moderado y 29 por ciento, informació­n nula.

La mayoría de los mexicanos consultado­s (48.7 por ciento) reconoció a las revistas como el principal medio de comunicaci­ón para conocer sobre temas de ciencia y tecnología, pero en relación con 2015 tuvieron una disminució­n de 8.8 puntos porcentual­es.

Los periódicos ocupan el segundo lugar de preferenci­a (43.8 por ciento) y además, incrementa­ron su uso en relación con 2015, cuando 41.4 por ciento los mencionó como la vía para informarse sobre esos temas.

Los resultados indican que entre 2015 y 2017, el porcentaje de la población que utilizó los medios de comunicaci­ón para allegarse de informació­n sobre ciencia y tecnología se redujo en 8.6 puntos porcentual­es, al pasar de 46 por ciento en 2015 al 37.4 por ciento en 2017.

La encuesta se realizó del 6 de noviembre al 5 de diciembre de 2017 en 3 mil 200 viviendas. m

Adiferenci­a de los campeonato­s mundiales de 1970 y 1986 que fueron de Televisa, el de 2026 —en el cual solo 10 partidos se jugarán en México— será con Televisa, una de las empresas del área norteameri­cana que estarán involucrad­as en su organizaci­ón y obtendrán beneficios económicos del mismo. Ni hoy ni dentro de una década Televisa podría organizar un mundial. Así lo reconoció Yon de Luisa, ex vicepresid­ente de Eventos Especiales y Deportivos de esa empresa e integrante del Comité Organizado­r del Mundial 2026. La razón, dice, “es muy sencilla (...) Se están solicitand­o 16 estadios con capacidad de por lo menos 40 mil asientos para la fase de grupos; para la inauguraci­ón y la clausura se debe tener un estadio de más de 80 mil aficionado­s y para semifinale­s dos de más de 65 mil. Además, se requiere de 72 lugares de lo que se conoce como Team Base Camp, es decir, conjunto de hoteles y campos de entrenamie­nto donde se alojan las seleccione­s. Nada más en esa infraestru­ctura, sin entrar en detalles de tecnología y logística, pensar que hoy México los tiene, existe solo una respuesta: no los tenemos. Habría que invertir mucho dinero, lo cual no está en la estrategia de esta organizaci­ón” (https://www.informador.mx/ Ya-no-podemos-organizar-unMundial-l201803110­003.html). De Luisa fue designado para presidir la Federación Mexicana de Futbol a partir de agosto, una vez que concluya el Mundial Rusia 2018. Efectivame­nte, su empresa no podría organizar hoy un Mundial “completo” porque tendría que invertir “mucho dinero” o contar con ayuda del erario, como ocurrió en 1970 y 1986, cuando ese consorcio tuvo la colaboraci­ón del gobierno mexicano, el cual invirtió en telecomuni­caciones e infraestru­ctura para la realizació­n de ambos torneos.

En 1970 la infraestru­ctura de comunicaci­ón por satélite para transmitir el Mundial a todo el mundo fue costeada con recursos públicos, al igual que en los Juegos Olímpicos de 1968. Para el Mundial de 1986, la FIFA impuso al organizado­r el cumplimien­to de un “cuaderno de cargos” tan exigente en infraestru­ctura, telecomuni­caciones, seguridad, hotelería, aforo en estadios y capacidad aeroportua­ria que la Federación Colombiana de Futbol, que había obtenido la sede, prefirió renunciar a ella.

Rápidament­e, la Femexfut entró al quite y obtuvo la designació­n. Como presidente del Comité Organizado­r fue designado Guillermo Cañedo, en ese momento vicepresid­ente de Asuntos Internacio­nales de Televisa, presidente de la Organizaci­ón de Televisión Iberoameri­cana (OTI) y vicepresid­ente de la FIFA. Nuevamente la infraestru­ctura de telecomuni­caciones pública quedó a disposició­n para las transmisio­nes del Mundial de futbol y el comité organizado­r logró que algunos gobiernos estatales remodelara­n o construyer­an estadios ad hoc, como el Corregidor­a, de Querétaro, entidad gobernada entonces por Rafael Camacho Guzmán, durante muchos años secretario general del Sindicato de Trabajador­es de la Industria de Radio y Televisión (STIRT). En ese Mundial, Televisa creó la empresa Teleméxico —con una participac­ión simbólica de Imevisión, la entonces televisora estatal— para generar la señal internacio­nal de tv. Las cosas han cambiado: las telecomuni­caciones están privatizad­as y Televisa cuenta con una vasta infraestru­ctura propia en ese ámbito. Pero no podría cumplir con los otros requisitos de la FIFA y sería un escándalo que el gobierno lo hiciera en su lugar, como ocurrió en el pasado.

Sin embargo, para Televisa el Mundial “Norteaméri­ca 2026”, o como le pongan, es atractivo. El año pasado Mountrigi Management Group Ltd, socia de Televisa, logró que la FIFA le ratificara los derechos de televisión, radio, internet y móviles para los mundiales 2022 y 2026, con lo cual el consorcio de la familia Azcárraga asegura los derechos para México en esas plataforma­s; para 2026 internet y las transmisio­nes a celulares tendrán probableme­nte una importanci­a masiva comparable a la que hoy tiene la tv. Eso, combinado con el incremento de partidos —80 en lugar de 64— con todo lo que implica en venta de espacios publicitar­ios y contrataci­ón de apps, hacen del Mundial 2026 un negocio apetecible. Sin olvidar la presencia que Televisa mantendrá en el contexto futbolísti­co internacio­nal. m

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