Los partidos después del 1 de julio
Las encuestas no son predicciones, dice Roy Campos. Son fotografías borrosas, dice Javier Aparicio. Dan tendencias. Según el agregador Oraculus, que pondera las múltiples encuestas nacionales, a ocho días de la votación, Andrés Manuel López Obrador está 23 puntos arriba de Ricardo Anaya y 30.5 por encima de José Antonio Meade. Si bien ese no será el resultado exacto, las probabilidades de que López Obrador gane son enormes.
¿Qué consecuencias tendrá esto para los partidos políticos del país? Muchas. Para empezar, Morena y AMLO quizás se encuentren con una mayoría en el Congreso que no existía desde tiempos priistas. Podrán implementar una agenda nacional. ¿Cuál? Depende de qué facción se haga del partido.
El destino de los dos principales partidos de oposición dependerá de su cantidad de votos y lugar en el podio. En caso de quedar tercero Anaya o en un segundo muy bajo, toda aquella estructura que expulsó para hacerse con la candidatura regresará a reclamar lo que considera suyo. Anaya tendrá tanta oposición adentro que será muy difícil mantener el control del PAN. Aún más por todos los espacios que tuvo que ceder en el Congreso para sostener al Frente.
Podrá ser depuesto sin mayor problema tras tamaño fracaso, para el cual tuvo que destruir al partido.
El Frente mismo se resquebrajará tan pronto se anuncien los resultados. Ya hoy hay claras señales, en particular después de la reunión entre Anaya y el Frente Nacional por la Familia.
El PRI, por su parte, va camino a una sacudida severa. De mantenerse las tendencias, Meade obtendría un porcentaje más bajo que Roberto Madrazo en 2006, el mínimo histórico del partido. Al jugarse el presidente Peña el capital con un candidato externo, su influencia posterior a la derrota será casi nula. Tocará el turno en el poder a un grupo distinto a Atlacomulco. Miguel Ángel Osorio y los priistas de Hidalgo serían sucesores naturales.
El 1 de julio tendrá varias ramificaciones en la vida partidista nacional. Vienen tiempos interesantes. M