Milenio

Los mexicanos invaden Rostov

- JESÚS GALLARDO Minelli Atayde/Enviada, Rostov

Los aficionado­s mexicanos se han quedado con las ganas de hacerle la ya famosa “serenata” a la selección mexicana. En Moscú, la capital de Rusia, es imposible que los escuchen. Las habitacion­es del hotel de concentrac­ión están muy retiradas de la puerta. Es un auténtico búnker.

Sin embargo, en Rostov algunos se animaron a intentarlo.

Unos 25 seguidores se pararon afuera del hotel en el que se hospeda el Tricolor en Rostov y comenzaron a cantar. Primero el Cielito lindo, luego “echaron porras”. Se divertían y estaban a la espera de que algún jugador se asomara. Apenas se movieron algunas cortinas y se emocionaro­n. Sin embargo, no se alcanzaba a distinguir quiénes eran. Luego llegaron dos elementos de seguridad del hotel y les pidieron que guardaran silencio. Por supuesto, los seguidores se callaron. Solo reían por momentos. Cuando se descuidaba­n los vigilantes de nueva cuenta cantaban. Al final, tuvieron que retirarse.

Luego, llegaron otros diez aficionado­s. Ellos gritaban “El Chucky Lozano”. Se quedaron unos minutos y también se marcharon. La “gran serenata” no se pudo dar esa noche.

Eso sí, hay que decir que los mexicanos han invadido Rostov. Los aviones ya no tienen espacio para las maletas en el compartime­nto de arriba. No es que los pasajeros lleven mucho equipaje, más bien esos lugares lo ocupan los sombreros de charro, los penachos.

Incluso, hay quienes se aventutaro­n a tomar el tren. Hicieron 24 horas de viaje de Moscú a Rostov. Relatan algunos que trataron de organizar “la fiesta” , pero cuando la situación parecía descontrol­arse, de inmediato los policías pusieron orden.

Los mexicanos buscan la forma de llegar a la ciudad que albergará el segundo partido del Tricolor en la Cooa del Mundo. “Los seguiremos apoyando para que nos den otra alegría como cuando le ganaron a Alemania”, comenta uno de los aficionado­s que porta la playera de las Chivas.

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