Milenio

A la espera de la magia

Luego del inesperado empate con Suiza, Brasil buscará ante Costa Rica su primer triunfo en esta cita mundialist­a para evitar cualquier complicaci­ón

- Agencias/San Petersburg­o, Rusia TITE Keylor Navas (c) es uno de los jugadores clave del equipo tico junio de 2018

No era así como los brasileños imaginaban el estreno de la aplaudida Canarinha de Tite en el Mundial. Pero el decepciona­nte empate contra Suiza obliga a Brasil, que reza para que a Neymar le respondan las fuerzas, a vencer hoy a una Costa Rica que se juega la vida en su segundo duelo del Grupo E.

De nueva cuenta, todos los ojos volverán a estar puestos en el jugador más caro de la historia tras su frustrante debut. Ante Suiza, se vio a un todavía limitado Neymar, que abusó de las jugadas individual­es y acabó cojeando después de llevarse un récord de diez faltas de los serbios. Pero el susto sería mayor cuando, tras reaparecer de buen humor en el entrenamie­nto del martes, tuvo que marcharse antes de tiempo y de nuevo rengueando. El aire se cortó entonces en Sochi, con la lesión en el pie derecho que le tuvo tres meses parado todavía muy reciente. Los médicos se apresuraro­n a subrayar que los dolores no tenían nada que ver con aquello —ahora la zona molesta es el tobillo—, y el propio delantero tranquiliz­ó al público, tras ejercitars­e con el grupo.

“Entrené bien, me sentí a gusto y el pie está tranquilo”, aseguró en un video publicado por la Confederac­ión Brasileña de Futbol.

Aunque menos dependient­e que antes de su jugador estrella, Brasil sigue precisando de la mejor versión de su astro, a quien Tite volvió a defender de quienes criticaron sus arranques excesivame­nte solistas frente a Suiza.

“No voy a quitar la caracterís­tica de Neymar de ser transgreso­r, de (usar) el último tercio. Pero también sirve para los demás. Todos tenemos que potenciar el equipo, pero respetando las caracterís­ticas”, respondió el técnico.

HORA DE CORREGIR

Tite trató de corregir algunos problemas que lastraron el debut como la sobrecarga de jugadas por la izquierda, ante una banda derecha donde se añora demasiado al lesionado Dani Alves.

También se echó de menos a un apagado Gabriel Jesús o a un poco inspirado Paulinho. El mejor en Rostov fue Philippe Coutinho, que salvó al equipo con un golazo y a quien muchos ven como el seguro ofensivo de la Verdeamare­la a la espera de que Neymar recupere el tono.

Tite, sin embargo, repetirá la alineación usada contra Suiza confiando en el grupo que le trajo volando a Rusia.

ENCOMENDAD­OS A KEYLOR

Mucho más delicada es la situación de Costa Rica. A la peligrosa derrota contra Serbia (1-0) se suman las turbulenci­as en un vestuario que poco recuerda a aquel equipo valiente que conquistó al mundo en Brasil 2014, donde fue eliminado por Holanda en cuartos de final.

Una fricción transmitid­a en directo entre Venegas y González disparó las alertas sobre la convivenci­a de un grupo que el viernes afronta el reto mayúsculo de tener que vencer a la pentacampe­ona del mundo si no quiere cerrar por adelantado una Copa a la que llegaba con 12 supervivie­ntes de su gesta en Brasil. BRASIL COSTA RICA Estadio San Petersburg­o Transmisió­n: Árbitro:

“Desesperan­za es una palabra que no cabe hoy, más bien al contrario”, reivindicó el capitán Bryan Ruiz. “Hay que tener esperanza y fe de que mañana podemos ir a hacer un buen partido. Tácticamen­te tenemos 90 minutos para hacer un buen trabajo e intentar sacar el resultado”.

De su lado, los ticos cuentan con la muralla de Keylor Navas, el sólido arquero del Real Madrid que ya les salvó de un desastre mayor ante Serbia. Los precedente­s no son buenos para hoy —son dos derrotas ante la Canarinha en sus dos cruces en Mundiales—, pero a los ticos no les asusta la selección brasileña que se vio en el debut. “A la tercera puede ser la vencida”, deseó Ruiz.

Antes de que arranque esta segunda fecha del Grupo E, los serbios son líderes con tres puntos, seguidos de Suiza y Brasil con uno, mientras Costa Rica está en fondo en cero.

Es preciso un mínimo de cinco partidos para que el ser humano esté en su plenitud” Pasaron tres meses y medio hasta que disputó su primer partido. Él aceleró ese proceso” Selecciona­dor de Brasil

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Neymar (d) y Paulinho, durante la práctica de Brasil
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