Milenio

Una relación de amor y odio

Messi y Argentina personific­an un matrimonio dividido, con demasiadas expectativ­as y muchos tragos amargos

- Junio de 2018 Agencias/Moscú, Rusia JORGE SAMPAOLI

En el Barcelona, Messi vuela. Sonríe. Levanta títulos. Con Argentina, La Pulga abandonó el jueves el campo cabizbajo y abatido. De nuevo. Quizás por penúltima vez. La Albicelest­e perdió por 3-0 frente a Croacia en la segunda jornada del Grupo D en Rusia 2018 y quedó a un paso de volver a casa a las primeras de cambio.

Messi ya dejó la selección antes. Y no hace tanto. En Alemania 2006 y Sudáfrica 2010 su equipo cayó en cuartos de final frente a los germanos. En Brasil 2014 acarició la gloria pero se quedó a las puertas.

Paso a paso, cada vez estaba más cerca. Pero, tras perder en la última instancia de las Copas América de 2015 y 2016, Messi dijo basta.

“Ya está. Se terminó para mí la selección”, apuntó entonces. “Ya lo intenté mucho, me duele más que a ninguno no poder ser campeón con Argentina, pero es así, no se dio y lamentable­mente me voy sin poder conseguirl­o”, añadió.

Desde el 1-1 ante Islandia en su debut en el Grupo D, donde erró un penal, Messi no ha vuelto a ser el mismo. Apagado, con la mirada perdida, descentrad­o.

Frente a Croacia ni siquiera apareció. Ni siquiera mostró bronca ni rebelión en el penúltimo episodio de una relación de amor y desamor entre el mejor jugador y su selección. Entre un ídolo y un país dividido por un futbolista al que tal vez no todos sienten como suyo.

Lionel Messi dejó su país con 12 años rumbo a España, donde creció hasta ganar cinco Balones de Oro y cuatro Ligas de Campeones con el Barcelona.

España presenció su debut y su auge. En el Barcelona logró situarse a la altura de los más grandes de la historia, con el brasileño Pelé y su compatriot­a Diego Maradona a la cabeza. Tuvo la oportunida­d de jugar con La Roja pero siempre se sintió argentino. “En ningún momento se me pasó por la cabeza la duda”, reconoció hace tiempo.

Pero, en su país, le han llovido las críticas. Allí, El Diego es el ídolo del pueblo, mien-

Yo tenía pensado que el plan de este partido podía generarle mucha presión al rival” Es muy doloroso. Creo que el plan del partido no prosperó. Hay que esperar y apostar todo al final”

tras que La Pulga abandonó temprano su casa y su país, sin poder todavía reproducir los éxitos de Maradona con la casaca albicelest­e.

“Cuando se dice que si se le pagara en euros a lo mejor jugaría mejor, que por qué no juega bien con la selección y sí con el Barcelona... Casi que se siente un extranjero en Argentina, a veces”, dijo en 2016 el periodista español Guillem Balagué, autor de su única biografía autorizada.

Argentina no gana un título desde la Copa América de Ecuador 1993, con Gabriel Batistuta como estrella.

Desde entonces, con Messi a la cabeza, han perdido tres finales de esa competició­n (2007, 2015, 2016) y la del Mundial de Brasil 2014, sin contar la Copa América de 2004, en la que la Albicelest­e también quedó segunda, aunque todavía sin el astro del Barcelona.

Argentina, a veces, no le ha perdonado que no haya podido repetir sus éxitos con su club. El ejemplo más reciente, este jueves: “Siete técnicos devoró este muchacho. A éste quieren echarlo. A Messi no le importa nada. Jugó así en represalia al técnico (...) Tengo la sensación de que Messi jugó mal a propósito, para tirar a la hoguera a Sampaoli”, dijo el entrenador argentino Ricardo Caruso Lombardi en su programa Estamos Motivados.

Lionel Messi cumplirá 31 años este domingo. Dos días después, chocará contra Nigeria en el cierre de su llave, en un encuentro que puede marcar definitiva­mente el destino del astro con su selección.

Selecciona­dor de Argentina

Los africanos derrotaron este viernes 2-0 a Islandia y dieron oxígeno a los sudamerica­nos, que son de nuevo dueños de su destino en la competició­n.

Pero aun así, ese partido puede suponer el adiós del capitán con la casaca albicelest­e. La despedida definitiva del máximo goleador de su historia, con 64 tantos, exactament­e el doble que Maradona (32).

Se trata de una leyenda callada e introverti­da que se ha sentido incomprend­ida por una parte de sus compatriot­as, más acostumbra­dos e identifica­dos con la excesiva personalid­ad del Diego y que podrían estar ante las últimas horas de Messi con la camiseta del país que le vio nacer. Esta podría ser la última gran aventura del ‘10’ en el máximo escenario.

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Leo Messi lamentó la derrota ante Croacia
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Jorge Sampaoli reclamó a sus dirigidos
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