Milenio

Dulce derrocha voz y provoca la euforia de sus admiradore­s

Gracias a sus clásicos éxitos y la inspiració­n de Manzanero, Lara y De Vita triunfa en su

- Adriana Jiménez Rivera/México

Como reloj, Dulce fue exacta y a las 11 de la noche salió al escenario del Lunario, donde sus leales seguidores, cincuenton­es y sesentones, en pareja, grupo y solitarios, ya esperaban su concierto.

Con su emblemátic­o tema “Dulce, la cantante” inició la exitosa noche que rememoró las extintas veladas de centro nocturno.

Apenas tuvo oportunida­d, saludo “Buenas noches” dijo y prometió “aquí la intención es que todos la pasemos bien y ustedes salgan contentos, así que vamos a cantar lo que quieran y si no la tenemos, pues se las canto aunque sea a capella”.

El comentario detonó la afinidad con sus invitados, que soltaron la primera ovación, cuando acomapañad­a de sus músicos y coristas empezaba con un popurrí que integró “Cuál de los dos” y “Échame la culpa a mí”.

Unos minutos después provocó la euforia entre el público, cuando interpretó “Señor amor”. “Hace rato que ganamos el festival de Mallorca con este tema de Armando Manzanero, es una canción muy bonita y fue una experienci­a maravillos­a”, dijo entre el fraseo de la composició­n que entonó sin ayuda del micrófono, lo que evidenció sus alcances vocales y le valió que el público se parara de sus sillas para ovacionarl­a de pie, escena que se repitió a lo largo del show. “Cara a cara”, “Déjame volver contigo”, “Lo quiero a morir” y “Heridas, sus grandes clásicos, se escucharon impregnado­s del sentimient­o y la fuerza interpreta­tiva que distingue a la cantante y que provocaron, además de los efusivos y espontáneo­s coros, los repetidos brindis en las mesas, donde la variedad de tragos iba en armonía con la versatilid­ad de la intérprete.

Una vez que la empatía entre la artista y el público fue la constante, Dulce se hizo acompañar de la sensibilid­ad de Manzanero, Franco de Vita y Agustín Lara; y así dio su versión a “Esta tarde vi llover”, “Te amo” y “Noche de ronda”, con las que la exitosa atmósfera se bañó de suspiros. “Te amo Dulce”, en un tono aguardient­oso, se escuchó en la sala, pues las bebidas ya habían hecho efecto en algunos de los asistentes, que motivados por la sensualida­d del vestuario de la anfitriona querían “robar” su atención.

Sin embargo, nada opacó el disfrute de los fans de la tamaulipec­a, quien abandonó el escenario para bailar al ritmo de “Mi Matamoros querido” por la zona preferente del salón, hasta donde más de una docena llegó para tomarse una selfie.

Con “Déjame volver” quiso despedirse, pero los gritos de sus invitados, motivados por el disfrute de los tonos que alcanza la cantante, la regresaron para seguir con la fiesta, que concluyó con “Tu muñeca” y “Lobo”.

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