Milenio

Quién dice algo de la embestida antiinmigr­ante

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

Como traté de decirlo la semana pasa- da, sería un gravísimo error celebrar demasiado el anuncio de Trump de que ya no se separarían menores de edad de sus padres arrestados por la policía migratoria estadunide­nse.

Si algo, fue apenas un pequeño bache en el camino a la embestida que por razones electorale­s Trump ha emprendido en estos tiempos y solo se agravará hasta noviembre. Algunas pistas: Como bien lo documentó The New York Times en una nota de este fin de semana, la base de Trump está aún más energizada después de todo este escándalo. Aunque objetaban el asunto de la separación, hoy más que nunca sienten —sin muchos datos que los respalden— que la inmigració­n es uno de los grandes males del país y que lo único que Trump quiere es frenarla para mejorar las condicione­s de vida en Estados Unidos. Y por eso la embestida no cesa. CNN reportó el domingo, por ejemplo, que en lugares tan alejados de la frontera, como New Hamsphire y Maine, se han instalados retenes de la policía migratoria, que revisa la nacionalid­ad y estatus de quienes por ahí pasan: “En la carretera interestat­al 95 cerca de la remota ciudad de Lincoln en el norte de Maine esta semana, la Patrulla Fronteriza dijo que realizó nueve decomisos de drogas y dos arrestos por violacione­s de inmigració­n durante una operación de control de 11 horas en la que los agentes les preguntaro­n a los automovili­stas sobre su lugar de nacimiento y ciudadanía”. Los viajeros tienen derecho a permanecer en silencio, dijo en un comunicado. “Los viajeros que cooperan se pasan rápidament­e, a menos que el agente sospeche que están violando la ley federal. Los viajeros que se nieguen a cooperar pueden ser referidos a un área de examen secundaria para permitir que los agentes realicen preguntas adicionale­s para determinar la ciudadanía o residencia del viajero”.

Y la presión de Trump quedó muy clara en otro tuit de estos días, que consiste en cambiar la ley para desaparece­r el derecho a un proceso judicial para aquellos que quieran llegar a Estados Unidos:

“Contratar a muchos miles de jueces, y pasar por un proceso legal largo y complicado, no es la manera de hacerlo, siempre será disfuncion­al. La gente simplement­e debe ser detenida en la frontera, decirles que no pueden entrar ilegalment­e a los Estados Unidos y llevar a los niños de vuelta a su país... Si esto se hace, la inmigració­n ilegal se detiene inmediatam­ente”.

Esto solo se va a poner peor. M

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