Imaginemos cosas chingonas
Vaya lecciones que nos deja la selección. Faltan- do que me desmienta el partido de mañana, parece haber quedado atrás el “lo importante es competir” y el “nos retiramos satisfechos con el pase”. Lo malo es que no solo de futbol viven el hombre y la mujer —no vayan a decir—, y el asunto se complica cuando buscamos extrapolar ese virginal optimismo al ágora política.
Lamento aguar la fiesta, pero el próximo domingo hay elecciones, jugándose la Presidencia y las gubernaturas de Chiapas, Morelos, Puebla y Veracruz, además de 500 diputaciones y poco más de 120 senadurías. El puntero en las encuestas para la grande ofrece, en los hechos, un regreso al PRI de los años 70: autoritario, opaco, corporativista, cerrado y demagogo. Dice representar la honestidad, pero se ha rodeado de lo más cochino de ese viejo sistema, nunca abordando la sustancia de sus corruptelas cuando los agarra con las manos en el tinte, lo que él en automático elige llamar la prensa vendida o fifí, culpando de todos sus yerros a la “mafia en el poder”, aunque ésta, incluyendo la que hoy ocupa Los Pinos, se haya sumado casi en pleno a su muy personal proyecto de poder.
No hablamos aquí de elegir entre dos o tres candidatos más o menos malos, sino de una probable regresión al uso personal, discrecional, de los recursos del Estado con la intención de minar cualquier contrapeso institucional: no solo del dinero, sino de la justicia y de la fuerza pública. A tiempos cuando, por ejemplo, se perseguía a los rateros críticos, pero jamás a los solovinos. A cuando a las colonias que votaban por la oposición se les cortaba el agua. ¿Que si exagero? El candidato por Morena a la gubernatura de Morelos advirtió esta semana a los futuros alcaldes de ese estado: “Yo no voy a apoyar al que gane del PRD, del PAN, del PRI o del Movimiento Ciudadano. Yo quiero que sea de la coalición para poderlo apoyar, si no es de la coalición, yo no lo voy a apoyar”.
Sí, qué bueno que imaginemos cosas chingonas para el país. Pero si no sufragamos este domingo con más lucidez de la que hasta hoy ventilamos en redes y en medios, vamos a votar como nunca y a jodernos peor, mucho peor que como siempre. M