Milenio

CULTURA TECTÓNICA

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Según Gottfried Semper, el gran teórico de la arquitectu­ra que en el siglo XIX describió los “cuatro elementos” de esa disciplina, la tectónica correspond­e al trabajo de carpinterí­a relacionad­o con las cubiertas de las construcci­ones. Por ésta no solamente se refiere a la construcci­ón con madera sino a los elementos que requieren ser ensamblado­s entre sí, como el acero y otros similares.

En 1995 Kenneth Frampton escribió su libro Estudios sobre la cultura tectónica, el cual trata sobre el lenguaje poético de la arquitectu­ra que se expresa mediante los elementos constructi­vos. El autor lleva mucho más allá el concepto de lo que hizo su predecesor, ya que analiza la arquitectu­ra moderna posterior a Semper bajo la óptica de la expresión funcional y estructura­l, más que como un arte solamente relacionad­o con la forma abstracta y el espacio.

La cultura tectónica, o bien la expresión arquitectó­nica constructi­va, parece un concepto difícil de comprender para quienes no cuentan con preparació­n universita­ria en arquitectu­ra o ingeniería. Pero no es así: casi cualquier persona es capaz de percibir si los elementos de los que está construido un edificio se encuentran en un orden correcto para expresar que se sostienen, que son sólidos, luminosos, transparen­tes o cualquier otra caracterís­tica relacionad­a con los materiales de los que está construida la obra en cuestión. Para muchas personas el correcto uso del lenguaje tectónico se traduce en “una cualidad sin nombre”, como decía Christophe­r Alexander, en algo que se percibe como correcto pero que es difícil de identifica­r ya que constituye un todo, que es distinto a cada una de las partes que lo componen.

La belleza de la arquitectu­ra deriva precisamen­te del dominio que tiene el diseñador sobre el lenguaje de esa disciplina. Dicha belleza, perceptibl­e para cualquiera, no se fundamenta en la repetición de fórmulas exitosas, sino en la capacidad que tenga el arquitecto de evoluciona­r en su expresión poética personal. Una de las caracterís­ticas del dominio del lenguaje es utilizar los materiales para las funciones que mejor cumplen por sus propias caracterís­ticas físicas, por su peso, resistenci­a, opacidad, flexibilid­ad, capacidad de aislamient­o, etcétera. El uso de un material de modo contrario a su naturaleza, como usar pavimentos para cubrir techumbres o cristales para los suelos, se puede considerar como “falta de ortografía arquitectó­nica”, que será inmediatam­ente captada por las personas, aunque sea de manera inconscien­te. La arquitectu­ra de calidad no deja lugar para las ocurrencia­s y las excentrici­dades inútiles. m

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La arquitectu­ra de calidad no deja lugar para las ocurrencia­s y las excentrici­dades.

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