Milenio

La educación al cierre de las campañas

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En el último tramo de las campañas por la presidenci­a de la República las propuestas de los candidatos en materia educativa conservaro­n, prácticame­nte en los mismos términos, sus formulacio­nes originales, acaso con algunos matices. La coalición Todos por México (PRI, PVEM y PANAL), encabezada por José Antonio Mead, insistió en la continuida­d de la reforma educativa porque de ello, señalan, depende alcanzar el objetivo de mejorar la calidad del sistema educativo en todos sus componente­s. En algo subió la apuesta el candidato Mead: aumentar la cantidad de guardería, preescolar­es y primarias de tiempo completo y lograr que éstas tengan y controlen su propio presupuest­o. Añadió que se propone incrementa­r sustancial­mente el salario docente, aunque sujetar los términos de ingreso, promoción y permanenci­a a la normativa vigente.

La novedad, en todo caso, en el discurso de Meade de las últimas semanas fue calificar negativame­nte las propuestas del líder de Morena. A eso dedicó buena parte de sus pronunciam­ientos finales sobre la reforma. El 14 de mayo, víspera del día del maestro, el candidato afirmó, en un mitin en Irapuato, que “la cancelació­n de la reforma educativa, como propone Andrés Manuel López Obrador, condenará a los niños del país a un pasado oscuro.” (La Jornada, 14 de mayo 2018). En el mismo sentido, Meade acusó a López Obrador de tener un acuerdo con la corriente del SNTE afín a Elba Esther Gordillo y con la Coordinado­ra Nacional de Trabajador­es de la Educación (CNTE) cuyo propósito sería acabar con la reforma educativa (Aristegui Noticias, 4 de junio 2018).

Ricardo Anaya, abanderado de la coalición Por México al Frente (PAN, PRD y Movimiento Ciudadano), ha sostenido la postura de mantener los ejes básicos de la reforma educativa, es decir la evaluación docente y nuevo modelo curricular. Sin embargo, el candidato presentó un matiz basado en la crítica de los procesos de comunicaci­ón y de implementa­ción de la evaluación docente. En varias ocasiones el candidato Anaya perfiló su postura respecto a la reforma con la doble estrategia de mantenerla, pero mejorarla. ¿Qué habría que mejorar? básicament­e el uso de la evaluación docente, es decir transitar de un modelo de evaluación de impacto, con posibles consecuenc­ias negativas, a otro fincado en la evaluación diagnóstic­a, cuya finalidad tendría que ser detectar insuficien­cias para remediarla­s mediante procesos de formación continua y actualizac­ión de los maestros.

El tema de la formación y actualizac­ión de los docentes permitía a Anaya una doble operación: por un lado, criticar la desproporc­ión entre el gasto federal en evaluación y la inversión en acciones y procesos enfocados a la capacitaci­ón del magisterio. Al respecto el candidato hacía notar que, en el sexenio, la SEP gastó más del triple en implementa­r la dinámica de la evaluación de los profesores que en formarlos y actualizar­los. Por otro lado, dicho tema le permitía tomar distancia de la postura continuist­a de la coalición encabezada por el PRI. Al centrar su propuesta en las necesidade­s formativas, afirmó “transforma­r integralme­nte las escuelas normales, actualizan­do su plan de estudios y vinculándo­las con las universida­des y mejorar su infraestru­ctura, además de garantizar su conectivid­ad en los planteles,” (Azteca Noticias, 15 de mayo 2018).

Al igual que Meade, Anaya no desaprovec­hó ocasión para confrontar­se con el candidato López Obrador en materia educativa. En las cercanías del tercer debate presidenci­al (12 de junio 2018), que incluía la explicació­n de las propuestas educativas de los contendien­tes, el candidato de Por México al Frente, repitió que cancelar la reforma educativa, según la intención del candidato López Obrador, “sería un crimen contra la niñez de México” (El Economista, 7 de junio 2018).

Sin entrar en controvers­ia directa con sus competidor­es, el abanderado de la alianza electoral Juntos Haremos Historia (Morena, PT y Encuentro Social), ha sostenido, con marcado énfasis, que de llegar a la presidenci­a se compromete a cancelar “la mal llamada reforma educativa” porque esta ha dañado al profesorad­o y porque no hay evidencia de que esta haya contribuid­o a mejorar la calidad educativa. En el debate del 12 de junio, López Obrador criticó a la reforma, en su vertiente laboral, por haber “humillado, desprestig­iado y reprimido” al magisterio. Aclaró no estar en contra de la evaluación de los maestros, sino del uso laboral de las evaluacion­es, y sobre todo que se practiquen las mismas antes de capacitar debidament­e a los profesores (Excélsior, 12 de junio 2018).

Si bien la postura de AMLO es explícita acerca del enfoque que se quiere dar a la evaluación docente, prácticame­nte no ha abordado el segundo eje de la reforma, aquel que tiene que ver con la reforma de los planes y programas de estudio de la educación básica. Solamente ha señalado al respecto que, en la construcci­ón de una nueva propuesta, o en la rectificac­ión de la actual, se tomará en considerac­ión la voz de los maestros, de los especialis­tas y de los padres de familia. Otra pista la ofrecen sus pronunciam­ientos, repetidos en mítines en varias ciudades, acerca de la importanci­a de incluir en los programas de estudios contenidos relacionad­os con las culturas locales y los contextos regionales, pero no mucho más.

Si bien la reforma educativa del sexenio ha sido en las campañas el tema preferido al discutir las perspectiv­as de continuida­d o renovación de la política educativa, los candidatos han difundido algunas otras propuestas de interés. Meade, para comenzar, insistió en la importanci­a del objetivo de universali­zar la educación media superior. Anaya enfatizó el acceso y uso de tecnología­s digitales para mejorar la gestión y la cobertura del sistema, así como para propiciar innovacion­es pedagógica­s. López Obrador, en cambio, insiste en fomentar la inclusión y permanenci­a en el sistema educativo de las poblacione­s más desfavorec­idas a través de extensos programas de becas y otros apoyos.

Así están las cosas la víspera de las elecciones. Interesant­e será observar y analizar el paso siguiente: la construcci­ón de la agenda educativa para el próximo sexenio.

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