Ciudadanos ejemplares
Los aficionados japoneses, limpiando las gradas de los estadios, aun en los resultados adversos, han sido de las mejores postales del Mundial de Rusia
El civismo de aficionados nipones en el Mundial de Rusia, donde dejaron limpias las gradas de los estadios donde su selección tuvo actividad, incluso tras una amarga derrota como la que sufrieron ante Bélgica, sorprendió al mundo; sin embargo, en Japón esta práctica inculcada desde la infancia es vista con total normalidad.
Las imágenes de aficionados japoneses recogiendo su propia basura —y la de los asientos adyacentes— en los estadios rusos tras presenciar los partidos de la selección causaron sensación en las redes sociales y acapararon la atención de medios internacionales, al igual que una fotografía del inmaculado vestuario de los Samurais Blue tras el choque ante Bélgica.
Aunque se trata de escenas habitua- les cada vez que Japón participa en competiciones deportivas internacionales, en esta ocasión el modélico comportamiento de los nipones fue si cabe más impactante a ojos extranjeros si se tiene en cuenta el dramático desenlace del partido de octavos de final.
Para los japoneses, la limpieza de los espacios públicos tiene tanto de tradición como de obsesión, al tratarse de un deber interiorizado desde que a los seis años se les obliga a limpiar las aulas después de clase, así como el material e instalaciones deportivas.
Es habitual que en grandes aglomeraciones de gente al aire libre con fines lúdicos, como los populares hanami —reuniones para ver los cerezos en flor donde se come y se bebe en abundancia—, los nipones dejen los parques en el mismo estado que los encontraron, o más limpios.
Estas actitudes están relacionadas con la gran importancia que concede la sociedad nipona —y en particular, el sintoísmo— a la pureza y al respeto por el entorno, y también tienen que ver con los arraigados valores de la dignidad y del honor.
Tras despedir con una ovación a sus jugadores, los desconsolados hinchas nipones recogieron sus desperdicios en bolsas que ellos mismos habían llevado. “Puede que sea llamativo fuera de Japón, pero para nosotros es lo normal. Lo anormal sería ir dejando basura allá por donde vas, y dar esa mala imagen en un país que no es el tuyo”, dijo Yumi Takada, una nipona de 61 años que pasó la madrugada del lunes al martes en vela para ver el partido.