La generación del mito

Se suponía que ellos darían el paso que otros no habían logrado dar. Que esta generación tenía una mentalidad diferente, más fuerte y ganadora. Que este grupo de jugadores ya sabía lo que era trascender al jugar –o haber jugado– en el futbol europeo. Que no le tenían miedo al éxito…

Sí, mucho se esperaba de ellos, los que irrumpieron con fuerza en 2005 con el título de la Sub 17, o los que le dieron el título más importante al futbol mexicano con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. Pero su gran cita era en la Copa del Mundo. La mayoría tuvo tres oportunidades y en las tres se quedaron en lo mismo.

No, al final tampoco ellos pudieron trascender. Sus declaraciones valientes quedaron solo en eso, en meras palabras. La actitud gallarda se plasmó más en sus publicaciones en redes sociales que en el terreno de juego. Sí, hay que reconocer que por momentos hubo un esbozo de buen futbol, pero fue más la intermitencia y la falta de liderazgo la que caracterizó a este grupo de futbolistas.

Quedaron en lo mismo y para la mayoría será complicado tener una oportunidad más. Porque la edad ya les juega en contra, y para Qatar 2022 serán veteranos y tal vez solo aquellos que mantengan un nivel aceptable podrían ser tomados en cuenta.

Jugadores como Javier Hernández, Giovani dos Santos, Héctor Moreno, Miguel Layún, Héctor Herrera, entre otros nacidos entre 1988 y 1990, encabezaron a la llamada generación dorada, la que en 2010, 2014 y ahora en 2018 no pudieron superar la barrera de los octavos de final, pese al discurso ambicioso que siempre manejaron. La historia fue la misma de siempre.