Filme recupera recuerdos infantiles del Holocausto
El documental tiene que ver con lo que sucede en Estados Unidos con los niños que son separados de su familia, dice Aarón Cohen
Muchas historias se han escrito alrededor de los hombres y las mujeres, de todas las edades, que sufrieron en los campos de concentración, pero pareciera indispensable evocar esa etapa aún en nuestros días, a decir de los documentalistas Aarón y Esther Cohen, creadores del filme Paraíso en Auschwitz. “El documental parece de hace 70 años, pero tiene que ver con lo que pasa hoy en el mundo, lo que sucede en Estados Unidos, con los niños que son separados de su familia, con señalar a un grupo como los malos. Así pasó con los judíos en la segunda guerra mundial, solo por su religión aquellos niños fueron apartados de la sociedad, alejados, recluidos en campos de concentración y exterminio”, enfatizó Aarón Cohen, director del documental.
La trama surgió después de una entrevista con un superviviente del Holocausto, amigo de los Cohen, Bedrich Steiner, quien llegó a México en 1968, huyendo de la invasión de los rusos a Checoslovaquia. Si bien no había querido recordar ese pasaje de su vida, todo cambió cuando fueron juntos al viaje llamado Marcha por la vida.
Aarón explicó que “es un viaje a los campos de concentración en Polonia y después a Israel. Ahí le pedimos la entrevista y nos contó esta inaudita historia por la que pasó. Esto me sorprendió mucho, porque es algo totalmente desconocido”.
El filme congrega los recuerdos de 13 personajes, niños en aquel entonces, quienes se encontraron con un mítico personaje judeoalemán, Fredy Hirsch que marcó sus vidas para siempre. El documental describe las terribles condiciones de vida en el gueto de Terezín y, por otro lado, el acercamiento con el arte y la cultura detrás de los muros del campo de concentración. “Este documental se conforma con testimonios de primera mano. Ya habíamos encontrado a seis en el Archivo Spielberg y después viajamos a Praga y a Israel, donde encontramos a los otros supervivientes. Todos ellos fueron deportados al gueto de Terezín y luego al de AuschwitzBirkenau. Los sobrevivientes ya se están muriendo, incluso varios de los que nos dieron su testimonio ya nos abandonaron”, cuenta Esther Cohen, encargada de la producción de la cinta. m
Los músicos, argumentaba el gran George Harrison, suelen pasar mucho tiempo escuchando melodías pero también generando acordes en su mente, por lo que no es raro que en algún momento integren a sus creaciones algunas notas atrapadas aquí y allá, pero no como una apropiación deliberada, sino como un proceso natural que después se convierte en una pieza original. Si el autor de aquellas tonadas caídas fortuitamente en la canción de otro las identifica, acude a las leyes de derechos, demanda y puede ganar, como fue el caso contra el guitarrista de los Beatles con su célebre rola “My Sweet Lord”, que se consideró un “plagio inconsciente” merecedor de una multa.
En 2016 Jimmy Page acabó envuelto en un litigio por plagio debido a la entrada de su canción mayor “Stairway to Heaven”, debido a que el grupo inconforme, el mundialmente desconocido Spirit, aseguraba que el guitarrista de Led Zeppelin se había apropiado de su rola “Taurus”. Eso que técnicamente llamaron en el juicio “parecido razonable” es, en términos llanos, más que eso, pero el jurado rechazó que implique un refrito y la defensa logró imponer el criterio de que ese fraseo de cuerdas es muy común en la música, tan habitual que no es de nadie.
El año pasado, Ritchie Blackmore difundió en su canal de YouTube una entrevista en la que comparte una serie de rolas y músicos que lo “inspiraron”, es la palabra que él usa, en la creación de algunas de sus más grandes piezas representativas de su paso por Deep Purple. Habla de la influencia de la canción “Steppin’ out”, de Eric Clapton con Cream, para su rola “Lazy”, y de grupos y solistas como It’s a Beautiful Day con su canción “Bombay Calling” y el propio Jimi Hendrix. Sin embargo, confiesa con todas sus letras (“I stole it”) el robo de la entrada de “Summertime”, una cancioncilla de Rick Nelson fechada en 1962, para el icónico riff inicial de “Black Night”.
Será difícil saber, habrá que preguntarle, pero alguna de estas facetas debió experimentar a un más alto nivel Paul McCartney con una canción que publicó en 1993, “Hope of Deliverance”, del álbum Off the Ground, cuya entrada de cuerdas es idéntica, nada de “parecido razonable” ni “inspiración”, a una antigua melodía italiana compuesta por Rino Gaetano (1950-1981) titulada “Il cielo è sempre più blu” (El cielo es siempre más azul, 1975), que el fusilero ha hallado de forma inopinada en una selección reunida bajo el título de Sessant’8 e Poi…, con el subtítulo de Las canciones que han marcado una época de protesta, aunque en una versión interpretada por Leano Morelli.
En un ciberforo italiano sobre los Beatles, ForumFree, los participantes en su conjunto no dan crédito a que se trate de un plagio y, aunque reconocen el parecido, acuden a expresiones como “debo estar paranoico”, “no lo creo”, “no se parecen tanto”, “seguro fue sin querer”, “no creo que conozca la canción de Gaetano”, “sinceramente nunca había oído la versión italiana”, “son similares, pero no iguales”, “tienen una vaga similitud”, “es improbable que Paul la conociera” y otras destinadas a justificar a la leyenda de Liverpool. ¿Acaso un “plagio inconsciente”, como el de Harrison?
Ha pasado un cuarto de siglo sin que los poseedores de los derechos de la canción del letrista y músico italiano, o sus deudos, hayan entablado juicio alguno contra McCartney, quien, por el contrario, a sus 76 años sigue produciendo y está por lanzar en septiembre el disco Egypt Station, además de unirse a un grupo de artistas que demanda cambios en las leyes de derechos de autor para garantizar que los creadores de contenido (música, cine o información) cobren por la consulta en las plataformas digitales, planteamiento rechazado hace unas horas por el Parlamento Europeo.m