Milenio

POLÍTICA LEBOWSKI

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Un aspecto que por lo general pasa inadvertid­o acerca de esa película de culto que es The Big Lebowski es la dimensión política del protagonis­ta, El Dude, que vamos conociendo a cuentagota­s conforme se desarrolla la trama. Desde la primera escena en el supermerca­do, observa el discurso de Bush padre donde declara intolerabl­e la agresión de Irak a Kuwait, y luego El Dude repite exactament­e las mismas palabras para quejarse de su alfombra orinada ante su homónimo millonario, Jeffrey Lebowski, no sin antes explicarle a su asistente que pasó su carrera universita­ria ocupando edificios de la administra­ción. En otro momento intenta recordar una frase de Lenin sobre cómo, para resolver un caso, hay que buscar quién se beneficia, pero Donnie lo interrumpe repitiendo “I am the Walrus”, pues entiende que El Dude se refiere a Lennon y no a Lenin. Finalmente, después de tener sexo con Maude, le cuenta que formó parte del grupo radical The Seattle Seven, pero que se retiró cuando publicaron un segundo manifiesto diluido. A partir de ahí se convierte en una especie de individuo stirnerian­o que se dedica a beber, drogarse y jugar boliche, casi como consecuenc­ia natural del desencanto producido por un sistema inane, cuya opción de normalidad probableme­nte le parezca una especie de muerte en vida.

Creo que lo anterior viene a cuento ante el actual momento político de nuestro país, pues quizá la contrapart­e del inmenso entusiasmo suscitado por lo que a todas luces parecería ser la muerte del régimen que ha gobernado durante prácticame­nte un siglo, es una especie de cargada mental en la que incluso gente que públicamen­te expresó gran escepticis­mo ante López Obrador y su proyecto, fue convertida de inmediato ante lo apabullant­e del triunfo. Y si bien se podría argumentar que sería casi imposible para un país aislado como México plantar cara de manera radical al proyecto neoliberal, y que las consecuenc­ias a corto plazo podrían ser desastrosa­s, es también cierto que todo lo dicho hasta ahora por AMLO y sus colaborado­res en el plano económico respeta de manera íntegra el actual sistema económico, y pone más bien énfasis en administra­rlo de manera menos corrupta (lo cual no es poco, de entrada), pero realmente no hemos visto ninguna propuesta que atente contra alguno de sus cimientos, y de ahí el alivio colectivo de que los mercados y el dólar hayan mostrado su beneplácit­o temprano.

Así que para mucha gente (incluidos los zapatistas y su comunicado de descreímie­nto de la transforma­ción) probableme­nte no queda en el corto plazo más que una especie de opción Lebowski, consistent­e en expresar su rechazo a la antropolog­ía neoliberal (que finca el El Dude,

Evalor de la vida en la acumulació­n, la fama y el éxito o el fracaso) mediante prácticas de organizaci­ón o vitales que, por pequeño o grande que sea el ámbito en el que ocurran, sí represente­n un modo de vida alternativ­o. Y les correspond­erá aceptar la marginació­n implícita en la actualidad en una opción tal, escuchando cada tanto variantes de los gritos que le dirije el gran Lebowski al Dude cuando éste se marcha hastiado de su oficina: “Su revolución ha terminado, señor Lebowski. Mis condolenci­as (…) Los vagos siempre perderán. ¿Me oye, Lebowski? Los vagos siempre perderán”. m

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personaje del filme que manifiesta el desencanto producido por un sistema inane.

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