Francia, en estado de optimismo
Sonríen Raphael Varane y Lucas Hernández a su paso por la sala de prensa en Istra; y risueños aparecen también, horas después, los suplentes en la sesión de entrenamiento en el estadio de Glebovets.
La risa que resuena en uno y otro lugar desvela el estado de ánimo de la selección francesa tras su pase a las semifinales del Mundial de Rusia. En el equipo de Didier Deschamps impera el optimismo ante una oportunidad histórica.
“Debemos ser ambiciosos. Yo soy así, esa es mi personalidad”, comentó el técnico. “Así era yo de jugador y no voy a cambiar ahora. Dentro del equipo también hay jugadores con espíritu competitivo que están dispuestos a darlo todo”.
El lateral Lucas Hernández validó la visión de su entrenador al reconocer que “cada uno de nosotros piensa que podemos ser campeones”. Y Varane se sumó: “queremos dar el máximo para enorgullecer a los franceses”.
Reeditar el título mundialista logrado en 1998 es una meta buscada por los Bleus. Instalada en la penúltima ronda, necesita derrotar al combinado de Bélgica para presentarse en la final del certamen. Con esa ambición retomaron ayer la normalidad en su sede en Istra.
Once jugadores pisaron el césped entre síntomas de complicidad e ilusión por la perspectiva que abrieron para el futbol galo. Steven Nzonzi, Blaise Matuidi, Adil Rami, Thomas Lemar, Presnel Kimpembe, Nabil Fekir, Djibril Sidibe, Ousmane Dembélé y Florian Thauvin, suplentes todos ante Uruguay, se divirtieron en una distendida sesión junto a los porteros Steve Mandanda y Alphonse Areola.
Compartieron carreras, rondos y ejercicios tácticos y un último partidillo en un campo de dimensiones reducidas para poner el broche a una jornada en la que los jugadores que antier fueron titulares se recuperaron en el gimnasio.
En Rusia, los vigentes subcampeones de Europa están siendo una de las grandes sensaciones y presumen de ser un equipo más completo que en el torneo continental de 2016.