Milenio

Y mi selección siguió odiándome

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

El domingo se acaba el mundial. Francia y Croacia disputarán la Copa del Mundo. Ayer vi el documental Vatreni, producido, dirigido y fotografia­do por tres mexicanos egresados del Centro de Capacitaci­ón Cinematogr­áfica y que cuenta la historia de la selección y el futbol croata, nacida en medio de la guerra y de alguna manera producto de esa guerra. Cuenta de manera magistral la manera en que el futbol ayudó a aliviar el profundo dolor y a construir una identidad y orgullos nacionales después del horror. El documental ha sido un exitazo en Croacia y el entrenador actual se lo puso a los jugadores al inicio del Mundial para inspirarlo­s. A estos jugadores que son hijos de aquella guerra —a estas alturas todos hemos leído la historia de Modric—; de aquella selección de la Eurocopa del 96 y semifinali­sta en Francia 98, forjada por la tragedia.

Después de ver Vatreni, seré feliz si Croacia gana al favorito. La felicidad se me acabará pronto. Relaté aquí unos días antes de la inauguraci­ón del Mundial mi relación con la selección nacional. Desde el Mundial del 70 a lo que había sucedido en Brasil. Dije que después de tantos fiascos llegaba al Mundial de Rusia sin demasiadas ilusiones, protegiend­o mi corazón, pero confesaba que dentro de mí quería ir un día al Ángel a celebrar algún triunfo.

Pues no. La que algunos llamaron “la mejor generación de la historia” entregó los mismos resultados. Me dirán que le ganaron a Alemania. Sí, Corea también. Alemania quedó en último lugar del grupo. Se regresaron en el quinto partido y el entrenador insinuó que había sido por el árbitro que aguantaba a Neymar y, peor, porque tanta crítica sus rotaciones le había empujado a no hacer cosas que hubiera querido hacer. En fin. Una vez más, imaginé cosas chingonas y no sucedieron.

Regresarán a la misma liga donde lo que importa es el dinero, donde los que descienden por malos no descienden mediante módico pago, los que deberían ascender no lo hacen porque no tienen dinero; donde sigue desafiándo­se a la FIFA con la multipropi­edad y otros hábitos que hacen de nuestro futbol lo que es.

Los dueños del balón seguirán tranquilos embolsándo­se dinero, nuestros jugadores seguirán prefiriend­o la MLS que ligas donde está la competenci­a, los dueños seguirán comprando extranjero­s y desprecian­do sus canteras.

Y nosotros seguiremos así. Hasta que dentro de cuatro años nos vuelvan a ilusionar para rompernos el corazón.

Que gane Croacia. M

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