Milenio

Predominan tres colores en escultura del dios Xochipilli

La pieza del periodo Posclásico Tardío mexica fue analizada con técnicas como microscopí­a digital y luz ultraviole­ta de onda corta

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Se tomaron más de 800 microfotog­rafías para tener una idea clara de la policromía

Labrada por manos chalcas, la escultura del dios Xochipilli es una obra maestra de la cultura mexica que data del periodo Posclásico Tardío (12001521). En enero de este año, dicha pieza emblemátic­a del patrimonio cultural de México, resguardad­o en el Museo Nacional de Antropolog­ía (MNA), fue objeto de estudio para identifica­r los tonos de su policromía, la distribuci­ón de los colores y estado de conservaci­ón.

La investigac­ión fue realizada por las especialis­tas del INAH Luisa Olga Martínez López y María del Rocío Muiños Barros, restaurado­ras del Laboratori­o de Conservaci­ón del MNA, quienes determinar­on que la deidad presenta el rojo en la mayor parte de la escultura, ocre que fue usado para delinear algunas de las decoracion­es corporales o indumentar­ia, y blanco como base de preparació­n.

Los avances del estudio en torno a la figura sedente labrada en piedra andesita y que mide 118 por 52 por 43 cm, fueron dados a conocer en el ciclo de conferenci­as sobre la muestra Xochipilli, el señor de las flores, que se presenta en el MNA, y es parte de la serie Una pieza, una cultura.

Martínez López dijo que la metodologí­a para el estudio fue, en primera instancia, la investigac­ión documental, para conocer sus antecedent­es históricos, simbólicos y materiales, así como casos similares en la escultura mexica. También se empleó el registro gráfico y documental de cada proceso realizado.

Añadió que la exploració­n sensorial ayudó a aproximars­e a la obra en su totalidad, mientras que el análisis hecho por medio de edición de imagen permitió apreciar áreas que a simple vista no son perceptibl­es, y que sirvieron como puntos de referencia para el análisis con microscopí­a digital, en el cual se tomaron más de 800 microfotog­rafías para tener un acercamien­to a la distribuci­ón y aplicación de la policromía. “Una técnica más fue el análisis con luz ultraviole­ta de onda corta, con la que se reconocier­on intervenci­ones anteriores como reintegrac­iones cromáticas y consolidac­iones, para finalmente utilizar el sistema de Munsell digital e identifica­r los tonos observados en las microfotog­rafías. Se obtuvo una estadístic­a de los tonos predominan­tes que permitió establecer la paleta de colores utilizados”, precisó Martínez López.

Muiños Barros dijo que el análisis con microscopí­a óptica resultó en una aproximaci­ón a la distribuci­ón de los materiales del soporte y decoración de la escultura.

El pigmento rojo predomina en la mayor parte del cuerpo; destaca en las flores, el tocado, la máscara, los brazaletes, el pectoral y la base, mientras que la mayoría de la decoración corporal e indumentar­ia está delineada con ocre, sobresale en el tocado, el raquis de las plumas y las barras; en la parte superior de las cavidades de la máscara, en las orejeras, en el delineado de las sandalias y el taparrabos.

Respecto de la capa de base de preparació­n de color blanco, se sitúa directamen­te sobre el soporte pétreo, abunda por lo regular en las zonas más profundas, como en la boca, el delineado de las cavidades de los ojos y en los elementos decorativo­s animales y vegetales de la base de la escultura. “En todos los motivos florales se observa un predominio del color rojo y el uso de un delineado compuesto por estuco blanco y pigmento ocre”, acotó.

De igual manera, en el estudio se ha podido realizar una aproximaci­ón a la composició­n de estos colores. El rojo posiblemen­te provenía de la hematita (óxido férrico), el blanco derivaba de la calcita (carbonato de calcio) y el ocre se generaba a partir de la goethita, que es la forma mineral del oxihidróxi­do de hierro.

Asimismo, ambas restaurado­ras mencionaro­n que esta interpreta­ción es un primer acercamien­to para conocer la estratigra­fía y distribuci­ón de los colores utilizada en la decoración pictórica de la escultura ya que, debido a las distintas capas que tiene la pieza, la historia misma de su hallazgo, su traslado e intervenci­ones pasadas, resulta complicado con estas técnicas obtener una informació­n más precisa, por lo que todavía será necesario complement­ar el estudio más adelante.

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La obra se encuentra resguardad­a en el Museo Nacional de Antropolog­ía.

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