CIERRA TEATRO LA LIBERTAD
Al tiempo que recibo de Alberto Lomnitz la excelente noticia del cambio de nombre del Teatro El Galeón, al que se ha añadido el de Abraham Oceransky (homenaje a quien lo creara), se da a conocer el cierre de La Libertad en Xalapa, Veracruz (otro de los varios espacios que este enorme teatrista ha generado a lo largo de su vida). La verdad es que los emprendimientos culturales que parten de la sociedad civil, esos que solíamos llamar “independientes” y para los que ahora nos gusta utilizar el término de “autogestivos”, suelen tener una vida precaria y muertes prematuras. No hay manera de que el Estado (en cualquiera de sus órdenes de gobierno) los vea como patrimonio de la nación simplemente por no haberse dado a luz bajo su gran paraguas.
El teatro La Libertad fue construido con las manos del propio maestro Oceransky y un grupo de seguidores en los terrenos que correspondían a una fracción del estacionamiento del Instituto de Pensiones del Estado de Veracruz. Como sucede con este tipo de proyectos, lo que fue bien acogido por un funcionario, al cabo de años y relevos, no lo es para el siguiente.
El hecho es que Abraham se ha visto obligado a desmantelar este foro escénico, sumándose a una lista no escasa de espacios y emprendimientos culturales similares que, a lo largo y ancho del país, han desaparecido en el sexenio. Ahora mismo, por ejemplo, corre peligro inminente de cierre en la CdMx el Centro de Estudios para el Uso de la Voz, de la pedagoga y actriz Luisa Huertas, por razones parecidas a las de Oceransky: la falta de un espacio propio que dé una mínima posibilidad de sustentabilidad.
El 17 de este mes, el gobierno de Veracruz recuperará el terreno. ¿Para qué? ¿Para hacer un centro comercial? Ya no tiene remedio, y Abraham ha desmantelado ya La Libertad tal como lo edificó: con sus propias manos. Las promesas que a Oceransky hizo Rafael Tovar y de Teresa ya como flamante primer secretario de Cultura, no fueron cumplidas ni fue honrada su palabra por sus colaboradores. Por eso sería importante que el gobernador electo de Veracruz, Cuitláhuac García, y Alejandra Frausto se comprometieran a resarcir un nuevo teatro La Libertad no solo al maestro que empeñó sus desvelos sino a la sociedad mexicana. “Nosotros no somos empresas culturales —apunta en llamada telefónica—. El término está equivocado, me parece un error. Nuestro fin no es económico: no hacemos negocios sino bienes culturales cuyo valor no es tasable como otros productos dignos de comercio. Es una trampa”. m